El nuevo Gobierno italiano afronta una legislatura muy complicada en lo económico. En el cuadro posterior observamos que la pandemia ha provocado un fuerte deterioro en su situación fiscal. Los ingresos públicos han crecido 1,4 puntos de PIB entre 2019 y 2022, según la previsión del FMI. Pero el gasto público ha aumentado 5,8 puntos.
En 2022 los gastos sanitarios y de apoyo a trabajadores y empresas derivados del confinamiento han sido mínimos. Por lo tanto, el deterioro ya no es justificable por esa causa. Eso ha provocado que pasaran de un superávit primario, sin incluir el pago de intereses de la deuda, del 1,6% del PIB en 2019 a un déficit del 3%. Especialmente preocupante es el impacto de la pandemia en el crecimiento de la deuda que está en 150% del PIB.
1. El nuevo gobierno italiano está en posición de debilidad para negociar con Bruselas
El modelo de sostenibilidad de deuda que usamos los economistas depende del nivel inicial de deuda, de la diferencia del crecimiento y del tipo de interés y saldo fiscal primario. Según el pacto europeo actual, Italia debería bajar al 60% de deuda pública. Eso es inviable en décadas. Es cierto que muchos otros países, incluido Francia, también lo incumplen y se va a cambiar. Pero mientras se cambia, el nuevo Gobierno italiano está en posición de debilidad para negociar en Bruselas. Seguir Leyendo