Esta semana hemos conocido las ventas minoristas de abril. El COVID-19 tienen efectos similares a los de desastres naturales como los huracanes o los terremotos y en sólo dos meses de confinamiento la caída del consumo de los españoles en nuestros comercios ha sido del 30%.
Eso es similar a toda la caída que se produjo entre 2008 y 2013. No obstante, ambas crisis son muy diferentes y la fase de recuperación también lo será. La ventaja con los virus es que no destruyen capital físico que sí hay que reconstruir ante los desastres naturales. A continuación, analizaré las diferencias entre las dos crisis, los escenarios de recuperación y qué medidas se podrían tomar para agilizarla.
1. Diferencias entre la crisis de 2008 y la crisis económica del Coronavirus
En el gráfico de abajo se observan los datos de contabilidad nacional de consumo de bienes duraderos -principalmente coches- y consumo del resto de bienes. Se ve perfectamente que el consumo de duraderos tiene más volatilidad, lo cual tiene su lógica. Un coche se contabiliza todo como consumo en el año de la compra, pero realmente se consume durante muchos más.
Cuando aumenta la incertidumbre sobre el empleo es lógico que por precaución las familias decidan retrasar la compra de coches nuevos y sigan usando los que ya tienen o el transporte público.
En el resto de bienes destaca el consumo en el comercio minorista que supone aproximadamente el 25% del consumo total, los coches y duraderos el 5%, y el consumo de servicios -como restauración, ocio y cultura- el 70%.
► Lo que nos dicen los datos del Comercio Minorista
Hoy me centraré en el consumo minorista aprovechando la publicación de los datos de abril. En el gráfico posterior se ve cómo la caída de 2008 vino precedida de una subida muy intensa desde 1996. En 2013 el gasto de las familias españolas en comercios había retrocedido a niveles de 1998. En 2013 la población era un 15% mayor que en 1998, por lo tanto el consumo por habitante seguía siendo un 15% inferior.
Como se ve, la recuperación fue muy lenta y en 2019 el consumo minorista recuperó niveles del año 2000 y en consumo por habitante los niveles de 1995. En esta ocasión (mayo 2020) ya hemos visto que varias comunidades han salido gradualmente del confinamiento y algunos comercios han abierto, por lo que deberíamos ver una recuperación con respecto a abril. Pero muchos comercios, especialmente centros comerciales, han seguido cerrados y Madrid y Barcelona son las que más población y consumo concentran.
► Comercio y empleo
El comercio es un sector muy intensivo en empleo, excepto la parte de venta electrónica que aumenta cada año 25% anual, o sea cada tres años dobla su volumen de ventas. En el gráfico de abajo se observa que el empleo en el sector cayó un 10% entre 2008 y 2013, y en 2019 seguía aún por debajo de sus máximos de 2007.
2. ¿Por qué el comercio es uno de los sectores que más debemos apoyar tras el COVID-19?
En esta crisis los ERTES han permitido frenar el impacto sobre el empleo, y aún así ya se ha notado. Y será mayor cuando estos finalicen y las ventas sigan por debajo de niveles de febrero, lo cual forzará al cierre de comercios (y pérdidas de empleo) en los que sigan abiertos.
Por lo tanto, es uno de los sectores claves para apoyar. El objetivo es minimizar el impacto de la crisis sobre el empleo y la pobreza. Hay mucha sensibilidad con el pequeño comercio que suele estar bien organizado en asociaciones con mucha influencia en los gobiernos y partidos políticos.
Sin duda, merecen la atención de las políticas públicas pero el COVID-19 ha desviado parte del gasto de las familias al consumo de proximidad y, especialmente en alimentación, han ganado cuota de mercado durante esta crisis y seguramente perdure este cambio de hábitos.
Aún así el hábito de la compra por internet continuará y este tipo de empresas tendrán que incluir en su estrategia la transformación digital para comunicarse con sus clientes a través de esos canales y mantenerlos.
► Fuerte preocupación con los centros comerciales
Me preocupa más el tema de centros comerciales. La percepción es que son grandes empresas y no necesitan atención, pero un centro comercial es como una microciudad y hay desde multinacionales hasta micro empresas que necesitan la misma atención que el pequeño comercio.
Los centros comerciales sufrieron mucho en 2008 y también ahora. Abrir uno tiene elevados costes fijos de seguridad, limpieza, mantenimiento, luz, aire acondicionado, calefacción, etcétera.
En la crisis vimos cómo muchos comercios dentro de los centros cerraban y, por debajo de un nivel, el centro deja de ser rentable. Si cierra un comercio, se pierden algunos empleos. Si se cierra un centro comercial se pierden cientos de empleos.
► La mejor política para ayudar al comercio es recuperar cuanto antes el empleo y el consumo
En las líneas de ayudas del ICO deben tener prioridad y en medidas excepcionales de prórrogas de ERTES y deducciones fiscales también. Al final, el objetivo es minimizar el impacto de la crisis sobre el empleo.
Con los alquileres se debería ir a un acuerdo similar al de la moratoria de hipotecas al que ha llegado el gobierno con las entidades bancarias. Diferir los alquileres de estos meses en el tiempo facilitaría que los comercios puedan abrir en la fase de desescalada sin soportar muchos costes y consumo de liquidez que puede forzar su cierre y la destrucción de empleo. Y evita también que centros comerciales se vean obligados a cerrar, lo cual tendría un fuerte impacto sobre el empleo.