La crisis de 2008 y el rescate de 2012 hundieron los ingresos públicos y forzó a aplicar recortes de gasto, y buenas parte de ellos se concentró en sanidad. El PP madrileño intentó aprovechar para privatizar el sistema de sanidad en Madrid, pero el rechazo de los ciudadanos lo impidió. Hoy tanto el PP como Ciudadanos, que gobiernan la Comunidad de Madrid con el apoyo mayoritario de los madrileños, proponen bajar los impuestos. Por lo tanto, complicado mejorar la financiación del sistema. Y la población envejece, los tratamientos cada vez son más caros y el gasto estructural del sistema de salud crece cada año.
Con menos recursos el ser humano siempre ha resuelto la escasez con más inteligencia y mejoras de eficiencia; es lo que Adam Smith llamó división del trabajo y hoy los economistas llamamos productividad. Os voy a contar una historia personal que me hace ser poco optimista sobre la calidad en el futuro del sistema de salud público de los madrileños.
1. Un futuro pesimista para el sistema de sanidad en Madrid
Mi madre tiene 75 años y padece artritis. Sufrió una caída tonta y se dañó la rodilla en varias ocasiones. Ahora tiene dolor y le dificulta la movilidad. Fue a su centro de salud y su médico de cabecera le recomendó ir al traumatólogo. Como el gobierno de la Comunidad ha decidido no saturar los hospitales, la enviaron a un centro de especialidades en Peña Grande, cerca de su casa.
En el centro le dijeron que hay lista de espera y le recomendaron ir a otro centro en Modesto Lafuente, también relativamente cerca de su casa. La radiografía se la hicieron el 5 de enero, un mes y medio después de su caída, en Bravo Murillo. Y la cita con el traumatólogo en Modesto Lafuente fue esta semana a las 8:30 de la mañana.
Llegamos a la consulta y el médico estaba acelerado, seguramente con la agenda cargada de visitas ese día. Le pregunto por la radiografía y le digo que se la habían hecho en Bravo Murillo. Nos dijo que ese centro pertenece a otra área, que ellos no podían ver esa radiografía y que nos llamarán para hacernos otra. Nos despachó en dos minutos.
Mi madre sigue con dolor, por lo que la calidad del servicio es pésima. Empezar de nuevo el proceso puede suponer otro mes y medio de espera. Hacer otra radiografía duplica los recursos por lo que la productividad se hunde y los costes del sistema se disparan. Mi madre se pegó el madrugón y pasó mucho frío esa mañana. Yo me pegué más madrugón para evitar el atascazo del nudo de Manoteras.
En un seguro privado, si te hacen pasar este calvario, te das de baja y te cambias de compañía. El sistema perdería clientes, habría una crisis, despedirían al equipo directivo y los nuevos permitirían que todo el sistema trabaje en red para ver todo el historial y todas las radiografías. Pondrían teleasistencia. En este caso seguramente es necesario que el traumatólogo tenga que hacer pruebas directas sobre la rodilla y buena parte de las consultas se podrían resolver por videoconferencia con un médico.
Muchas consultas se podrían resolver con inteligencia artificial. No es que te vayan a atender robots, sino que los mejores médicos con más experiencia programan todas las probabilidades posibles. Si es algo muy estándar, por ejemplo una epidemia de gripe con síntomas muy claros, se puede resolver sin necesidad incluso de que lo vea un médico.
2. ¿Señales de vida inteligente en la gestión del sistema de sanidad?
Para avanzar en todas estas innovaciones es necesario vida inteligente en los gestores que lideran el sistema de sanidad en Madrid (y el nacional, claro) y en los políticos que los nombran. Pero también es necesario dedicar recursos a innovación y que los mejores médicos liberen una parte de su tiempo para ahorrar miles de horas de su trabajo y calidad de servicio y de vida a los ciudadanos en el futuro.
Si eso no sucede, la calidad del sistema de sanidad madrileño es susceptible de empeorar.