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Europa pone las luces largas para afrontar la crisis energética

La amenaza de Putin, tras la invasión de Ucrania, ha unido a la Unión Europea y la ha hecho reaccionar rápido. La prioridad a corto plazo es de seguridad y militar. En clave económica, el Consejo se puso a trabajar en serio, tras la Cumbre más simbólica en Versalles hace dos semanas. El principal problema que pone en riesgo la recuperación tras la pandemia es la crisis energética. El Consejo mantiene una visión muy acertada de medio y largo plazo y no se ha dejado llevar por la presión social del corto plazo.

El principal temor del Consejo, principalmente de Alemania que depende del gas, del petróleo y el carbón ruso, es garantizar el suministro el próximo invierno

El ministro de economía alemán anunció que ya han reducido las importaciones de gas ruso del 55% del total al 40% y del 35% al 25% en el caso del petróleo. Y anunció que esperan dejar de importar carbón ruso el próximo otoño.

Pero en el caso del gas, el ministro alemán se limitó a anunciar que esperan reducir casi sus importaciones de gas ruso en 2024. La dependencia alemana es la principal vulnerabilidad a corto plazo que le da a Putin elevado poder de negociación y le permite imponer que las compras de gas sean en rublos. Tras las sanciones y la escasez de entrada de dólares en Rusia, la economía sufrirá un frenazo brusco.

El juego económico de Putin: obligar a los países hostiles a pagar el gas en rublos

Rusia es una economía muy dependiente de importaciones de bienes industriales y servicios, y el mayor riesgo es intentar mantener la demanda artificialmente con aumento masivo del dinero en circulación por su banco central. Esa es la principal causa que deriva en hiperinflaciones ya que hunde el tipo de cambio y aumenta en la misma proporción los precios de bienes importados en la cesta de la compra. Es lo que ha sucedido en Venezuela desde 2016.

Rusia tuvo una profunda crisis económica en 1998, por el desplome del precio del petróleo hasta 10 dólares barril tras la crisis asiática de 1997. La inflación subió hasta el 85% de promedio en 1999. Aquello provocó la caída de Boris Yeltsin y la llegada de Putin al poder. Por eso Putin sabe que es prioridad estabilizar el tipo de cambio y evitar una inflación galopante.

Biden permitirá las exportaciones de gas licuado a Europa

La noticia que ha más trascendido de esta Cumbre Europea en los medios internacionales es la presencia de Biden y el anuncio que permitirá las exportaciones masivas de gas licuado a Europa para reducir la dependencia del gas ruso.

Sin duda, una gran señal de Biden que vuelve a recuperar el liderazgo en política internacional que EEUU perdió con Trump. El Presidente asume costes por ello ya que exportar gas supondrá aumentar su precio doméstico, aumentará la inflación y los tipos de interés y frenará el crecimiento y la creación de empleo a sus votantes.

Buena noticia: transición a las energías renovables

La otra gran noticia en clave estratégica es que la crisis energética y la amenaza de Putin refuerza y acelera el compromiso de la transición a las energías renovables, la única forma sostenible de reducir la dependencia del gas ruso a largo plazo. Por esta razón, Alemania y la Comisión Europea mantienen el sistema marginalista de fijación de precios para que se den las señales claras en las futuras inversiones: el problema son el gas y el carbón y canalizar el máximo esfuerzo de inversión al sol y al viento que son la forma más barata de producir electricidad y con costes estables durante el periodo de la inversión.

En España el riesgo de suministro es menor que el del resto de países

El Gobierno español se ha comportado como un puro paseo aleatorio desde que comenzó la crisis energética el pasado verano y lo ha seguido haciendo en esta Cumbre. Recordemos que la teoría del paseo aleatorio se definió en 1905 cuando la revista Nature hizo un experimento con un borracho en un sembrado para anticipar su trayectoria de salida, lo cual es por concepto impredecible. España planificó bien su estrategia energética con el gas y la eólica en los años ochenta y noventa y su riesgo de suministro es menor que el del resto de países, sobre todo de Alemania.

La herencia recibida ha permitido al Gobierno poner las luces cortas y preocuparse exclusivamente por reducir el impacto de la subida de los precios de la electricidad sobre las familias. La obsesión desde el principio fue cargarse el mercado marginalista europeo y chocó frontalmente con Alemania y con otros diez países que rechazaron su propuesta. Eso habría supuesto acabar con el mercado único energético que comenzó en 1996 y que necesita ser reforzado si queremos que la transición sea exitosa y más rápida.

Parece que el Gobierno se centra ahora por fin en limitar el precio del gas

Desde diciembre cambió de estrategia: topar el precio del pool mayorista. Fue la propuesta que ha intentado conseguir Pedro Sánchez en su gira europea sin éxito. El Consejo aprueba las propuestas de la Comisión de permitir medidas de intervención en el mercado transitorias, con mínimo impacto en el déficit público y que tendrán que ser aprobadas por la Comisión. Lo único que se ha conseguido en esta Cumbre ha sido permitir que la Comisión apruebe las medidas por el procedimiento de urgencia para que sea más rápido.

Parece que el Gobierno se centra ahora por fin en limitar el precio del gas que es la causa del problema desde el principio y donde aún no se ha tomado ninguna medida para revertirlo. El precio del gas ha subido en España, pero menos que en el mercado internacional ya que los contratos del gasoducto son a precios fijos y han ampliado sus márgenes. Por cada 10 euros que se reduzca el precio del gas se podría disminuir entre 20 y 25 euros el precio mayorista de la electricidad. Lo que queda por saber es cómo piensa el Gobierno compensar la intervención en precios ya que tendrá que ser aprobado por la Comisión Europea.

Las propuestas más pragmáticas para proteger a los consumidores están llegando del sector eléctrico

El pasado verano ya propusieron al Gobierno desvincular la tarifa minorista regulada del pool mayorista que pagan unos 10 millones de españoles, muchos de ellos personas mayores, y vincularlo a contratos de futuro promedio como lo tienen la mayoría de países europeos. España y Portugal comparten mercado mayorista y precios pero en España la tarifa regulada de los consumidores minoristas está por encima de 100€ y en Portugal sigue por debajo de 50€. Esto se puede aprobar este mismo martes en el Consejo de Ministros, sin necesidad de autorización de Bruselas, y también se pudo hacer el pasado verano cuando comenzó la crisis.

La otra medida que las empresas eléctricas hicieron al Presidente en su reunión en Moncloa de esta semana y que se ha filtrado fue sacar del pool mayorista a empresas y familias con contratos a precio fijo y más bajo, como ya tienen la mayoría, y desarrollar los mercados de coberturas como ya lo tiene Alemania y otros socios europeos. Esto permitiría negociar en el pool el denominado hueco térmico, básicamente el gas y el carbón, limitando significativamente el efecto de las subidas sobre la economía pero manteniendo la señal adecuada de escasez para avanzar en el desarrollo de plantas eólicas y solares.

Estamos ante una crisis de menor intensidad que la de 2008 y la de 2020 pero que puede ser mucho más duradera, como sucedió en 1973 en el final del franquismo, si se cometen errores de política económica

La crisis afecta especialmente a las rentas bajas y es lógico que haya especial sensibilidad política y social. Pero su problema es de pobreza en general y se resuelve con el ingreso mínimo vital y en su caso con ayudas puntuales para afrontar esta crisis energética, como ha permitido Bruselas. Pero no se va a resolver dando un cheque de 300€ a familias que ingresan 70.000 euros, emitiendo deuda pública diez años que pagarán nuestros hijos y que nadie sabe cómo las vamos a financiar y qué tipos de interés pagaremos cuando el BCE reduzca significativamente sus compras como ya ha anunciado.