Escribo este post en el AVE volviendo de Barcelona a 300 km/h. La realidad en España y en Cataluña va más deprisa que el AVE, pero como vamos dentro del tren no tenemos esa sensación de vértigo. Al subir al tren me saludó el maquinista que me conocía de la tele y me transmitió mucha más confianza que Mas y Rajoy que pilotan este proceso.
Vine a Barcelona invitado por TV3 en Mès 324 para un debate sobre comercio, aranceles, Unión Europea e independencia. Como ha habido mucha polémica con TV3 debo decir que me invitaron para la próxima semana pero no podía. Cambiaron la fecha e hicieron todo lo posible para que viniera. El periodista me conoce y sabe mi posición, que ya publiqué en El País advirtiendo que la independencia provocará más paro, pobreza y desahucios en Cataluña.
La entrevista fue extremadamente profesional y el debate de guante blanco. El otro economista defendía que una Cataluña independiente seguiría en la Unión Europea y apenas tendría impacto sobre el comercio y el empleo. Era un hombre prudente. Castell, antiguo consejero de economía de la Generalitat y unos de los líderes espirituales de este proceso de independentista, ha dicho que la independencia provocará un incremento del PIB a corto plazo del 3%.
La entrevista fue en catalán y yo hablaba en castellano. En el resto de España se considera una falta de respeto, pero para los que venimos habitualmente a Cataluña somos conscientes que es una deriva del bilingüismo a la que los catalanes se han acostumbrado.
Me tocó el papel desagradable. Me encantaría como hacen los economistas independentistas decir que todo iría mejor con la independencia. Si yo lo pensará también sería independentista. En mi nuevo libro defiendo volver a poner al hombre en el centro de las decisiones y si la independencia fuera buena para los catalanes yo la defendería.
Pero la realidad es muy tozuda. Mas ha dicho que quiere la desconexión de España. Y desde Bruselas le han dicho, en privado y en público, que eso supone la desconexión de la Unión Europea. Es la posición de los servicios jurídicos de la Comisión desde 2004 cuando Romano Prodi era presidente y se mantiene. Cataluña ni ninguna región europea están en los Tratados. Si alguna se independiza, deja de formar parte de la Unión y tienen que empezar a negociar un proceso de adhesión y ser aceptados por unanimidad de los 28 países miembros. El pasado fin de semana estuve con Pedro Solbes y me contaba lo duro que fue el proceso de adhesión de España al proyecto europeo que empezó estando Franco vivo y duró 20 años.
Europa es una democracia que se basa en el respeto escrupuloso de la ley. El Parlamento Europeo tiene el mandato de los ciudadanos para cambiar las leyes, pero Partido Popular y Socialistas europeos tienen mayoría y ambos partidos están en contra de la independencia en estas elecciones catalanas. Como Podemos y Syriza, los independentistas catalanes pueden argumentar que hay que cambiar esa mayoría en el parlamento europeo. Pero son una minoría ridícula en la cámara y tendrán que esperar al menos cinco años. Mientras tanto, si quieren seguir dentro de la Unión y del euro, tendrán que respetar las reglas, como todos. Si quieren salirse y recuperar la soberanía están en su derecho, pero que se lo digan directamente a los votantes y no les mientan. Grecia y Syriza son un buen ejemplo de los costes que tiene para los ciudadanos cuando los políticos ocultan a los votantes lo que el resto de socios europeos les dicen en público y en privado. A Rajoy también le pasó en 2012 y acabamos rescatados y con más paro y más pobreza.
El Consejo Europeo, formado por los estados miembros, también puede cambiar las reglas. Pero Merkel, Hollande, Cameron y Renzi les han dicho públicamente a los catalanes que cumplan la legalidad y los Tratados y que si no los cumplen están fuera de la Unión. Si sumamos a Obama ya sólo falta que Mick Jagger en la gira de los Rollings le diga a los catalanes que si se independizan se quedan fuera de la Unión.
El nuevo argumentario de Mas y los independentistas de “no nos pueden echar” es un insulto a la inteligencia y demuestra el empobrecimiento del debate intelectual que se ha producido en Cataluña en los últimos años. Siempre recuerdo las palabras del gran estadista Terradillas “hacer lo que queráis pero nunca hagáis el ridículo.” Son los independentistas los que activarán la desconexión y dejarían a 7,5 millones de catalanes sin luz. Se cortaría el acceso de los bancos catalanes al BCE, las ayudas a los agricultores, los fondos de cohesión, los fondos estructurales, el fondo social europeo, etcétera. Que encima te digan que los bancos serían españoles y seguirían teniendo acceso es ya de coña. España nos roba pero si sale mal que los bancos vayan con la bandera española al BCE. Y si hay una fuga de depósitos como en Grecia el corralito y los costes de recapitalizar a los bancos catalanes tras la independencia ¿lo pagamos el resto de los españoles? Ya sólo nos falta ver a Artur Mas o a Junqueras en la tele decir que tras la independencia los niños catalanes vendrán de París en cigüeña.
El debate sobre la competitividad, el comercio y el boicot es irrelevante. Como nos enseñó Keynes a largo plazo todos muertos. Del España nos roba y los 16.000 millones, la Generalitat ha sacado un documento donde cifra el superávit fiscal en una Cataluña independiente en unos 2.000 millones. Lo ha hecho el equipo de Mas Colell y han usado la técnica escolástica habitual en las facultades de economía del ceturis paribus. Supongamos que nos independizamos y todo lo demás se mantiene constante.
Es la misma técnica que usó Varoufakis en el programa electoral de Syriza y la que usó Podemos cuando decían que impagarían la deuda por ilegítima y que no pasaría nada porque nos seguirían comprando la deuda pública los chinos. Y ponían de ejemplo a Ecuador. Anoche me entró un sudor frío en TV3 cuando el otro economista también puso de ejemplo a Ecuador para la independencia. Ecuador usa el dólar pero sus bancos no acceden a la Reserva Federal y sus bonos en el mercado cotizan al 15%, 1.300 puntos básicos por encima del bono del Tesoro de EEUU. El bono catalán cotiza a 300 puntos básicos por encima del bono alemán, 200 puntos básicos por encima del bono español y a 150 puntos básicos por encima del bono portugués. Si se independizan eso subirá rápidamente y los catalanes podrán tener hipotecas y préstamos para sus pymes a Euribor +10%. Pocas pymes encontrarán proyectos rentables, muchas cerrarán y volverá la destrucción de empleo. En Grecia Tsipras, Varoufakis y su ejército de Pancho Villa han provocado un corralito, un frenazo en seco de la economía y una caída del 10% de los ingresos públicos. En Cataluña eso supondría varias veces ese supuesto superávit teórico del país de Nunca Jamás.
Los catalanes se quejan, con razón, del autismo de Rajoy de incomprensión. Yo ya me he independizado de Rajoy. Pienso que es el peor gobernante de nuestra democracia, un personaje siniestro y pusilánime que sólo piensa en seguir en la Moncloa y le da igual traicionar a Aznar que le nombró a dedo, a Cospedal que le defendió con el despido en diferido de Bárcenas, a Luis el fuerte que no resistió, a Camps que era un ejemplo de honestidad con sus trajes, a Guindos que se comió el marrón del rescate. Un personaje que es capaz de dejar que se rompa España con tal de que le voten un porcentaje de ultras del PP que han dejado de votarle en las europeas y municipales. Pero nunca se me ocurriría meter en un camino a ninguna parte que puede provocar que mis hijos vean empeorar su nivel de vida.
Vine a Barcelona preocupado pero me voy más aún. La pasada semana estaba en Cambridge (Reino Unido) viendo la Diagonal llena de catalanes descontentos y me entristeció. Esta semana, en una ciudad de Castilla de cuyo nombre no quiero acordarme, alguien me preguntó si tras la independencia el resto de España viviríamos mejor y me entristeció. Le repregunté si cree que tras amputarle una pierna viviría mejor. Lo conté en TV3 para que sean consciente de que en el resto de España la independencia está generando cansancio y desafección. Si el próximo domingo una mayoría de catalanes les dan un mandato a los independentistas para iniciar el proceso de secesión, como le dieron los griegos a Syriza el pasado febrero, vamos a comprobar el desastre con sangre, sudor y lágrimas.
En el AVE de vuelta a Madrid, que iba lleno como siempre que vengo, me encontré con mi buen amigo Sebas Álvaro que siempre vive al Filo de lo Imposible. Le comenté lo que estoy contando en este post y me dijo: “¿las diferencias son ahora mayores que las que tuvieron Fraga y Carrillo?” y “¿la situación es ahora más compleja que la que tuvieron que gestionar Suárez o Felipe González?.” Sebas es un vitalista, su vida de aventurero no permite ser otra cosa, y siempre te permite poner las largas y ver una solución, por muy complicado que sea el problema. La solución es cambiar a Mas y Rajoy en las elecciones y poner a otros líderes de nuevo a conversar. No va a ser sencillo y llevará tiempo pero con estos dos indecentes intelectuales pilotando el tren acabaremos descarrilando y todos, repito todos, viviremos peor.
También pude disfrutar de Barcelona que es maravillosa. El clima era ideal, el hotel estaba lleno, especialmente de japoneses y extranjeros, con muchos trabajadores jóvenes, tuve que esperar para coger un taxi, por la noche salí a cenar y me atendió una chica ecuatoriana que llevaba 7 años en Cataluña y estaba encantada. Es una ciudad que destila vida y dinamismo por todos sus poros. Mi niña de 8 años está haciendo un proyecto sobre Gaudí y me ha pedido venir a Barcelona para hacerme de guía en: la Pedrera, el Parque Güell y la Sagrada Familia. Mientras la traigo, le pedí al taxista que me llevará a esos monumentos para tirar fotos y que las vea.
Como dijo Keynes “cuando piensas que va a llegar lo inevitable sucede lo imprevisto.” Confiemos en que los catalanes y los españoles tomemos las decisiones correctas en las próximas elecciones, que los canales de diálogo se recuperen, que salgamos de esta maldita crisis que ha acelerado ese sentimiento independentista y el descontento de muchos catalanes. Y que volvamos a ponernos juntos a rebajar la tasa de paro y darle un futuro a nuestros jóvenes para que puedan disfrutar de una vida mejor que la que nosotros hemos disfrutado. Como dijo Obama: “yes, we can”