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Hace meses Kiko, de la asociación Cauce del Nalón, me invitó por Facebook a dar una charla en Pola de Laviana, en los valles mineros asturianos. Mi abuela es asturiana, de Allande en el occidente, y conozco bien la costa, pero nunca había visitado los valles mineros y he pasado un fin de semana maravilloso.
El viernes fuimos de viaje con mi familia y pudimos ver el embalse de Caldas de Luna y el majestuoso puente colgante de día con sol, un deleite para los sentidos. La bajada del puerto es espectacular, aunque es más bonita la vista subiendo con las cumbres al fondo.
Llegué a la Pola y había unas 200 personas en el auditorio. Una hora de charla, muchas preguntas y firma de libros. Fuimos a cenar a Canzana, “la aldea perdida” que la llamó el poeta, y ya empezó el festival gastronómico. El sábado Kiko nos acompañó al museo Jurásico en Colunga, cerca de Rivadesella, junto al mar con unas vistas espectaculares. En esos kilómetros de costa se conservan buena parte de huellas y restos de dinosaurios.
En el jurásico, Asturias era plana, sin montañas, y con clima tropical. Hoy las montañas impiden recuperar más restos pero los próximos a la costa se conservan. A mis niños les encantó y pudieron hacer un fósil en el taller. A los adultos también. Sólo por ver el mar Cantábrico y los acantilados merece la pena, aunque la visita no defrauda.
Fuimos a comer a Avilés con la alcaldesa y el ex alcalde Santiago. Mariví es un política muy experimentada que empezó su carrera como concejal en Avilés y ahora ha regresado como alcalde. Fuimos a comer a Casa Marisa, una sidrería austera en la decoración pero que escondía un gran restaurante.
Marisa me recordó a mi abuela que tenía una cocina bilbaína de leña en una casa de protección oficial en la Ventilla de Madrid. Cocinaba como los ángeles y siempre nos estaba cebando y forzándonos a repetir. Igual que Marisa. Fabada, pote, repollo relleno, cachopo, queso del peral de avilés y, como no, arroz con leche de postre.
Llegamos rodando al centro Niemeyer. Uno de los grandes de la historia de la arquitectura regaló el proyecto al principado tras ser galardonado con el Príncipe de Asturias y quiso que fuera un proyecto para la libertad del hombre. Tanto en la gran explanada, como las vistas a la ría queda plasmada su idea. Y luego sus curvas maravillosas que han creado escuela.
El centro está en la margen derecha de la ría que era el centro industrial y, al igual que Bilbao, tanto el río como la zona era un foco de contaminación. Hoy el rio baja limpio, tras mucho esfuerzo y mucho dinero con ayudas europeas, y la arquitectura se ha impuesto. Cerca hay un parque tecnológico público privado con la participación de Arcelor Mital donde trabajan para reemplazar la antigua industria pesada. El parque sufre por los recortes, pero ha logrado sobrevivir y crece.
Avilés sigue siendo un gran centro industrial con Arcelor, Saint Gobain, Alcoa, etcétera. El gobierno dice que ha bajado el precio de la luz pero estas empresas -que son los mayores consumidores de luz y que les supone mayor porcentaje de sus costes que los salarios- estudian buscar otra localización. Este es un debate muy serio que en España deberíamos tener sin dogmas, pero por supuesto en la campaña electoral ni está ni se le espera.
La alcaldesa me estuvo contando anécdotas de sus seis meses de gobierno en minoría. Las que más me impactaron fueron que el PP siga llamando al parque tecnológico parque industrial, y que Podemos haya propuesto prohibir el wifi en las escuelas por qué dicen que da cáncer. Entonces, ¿deberíamos prohibirlo en las casas también?
El plan que ha sido votado en contra por la oposición pretende comprar tabletas para los niños de 2 a 3 años con un programa para desarrollar inteligencias múltiples. También tiene planes para fomentar el Niemeyer con mejores colecciones y que sea un punto de encuentro intelectual con América Latina, seguir atrayendo investigadores y talento a su parque tecnológico y más proyectos. Su cabeza es un volcán de ideas en erupción.
El centro histórico también merece la pena una visita con un precioso palacio, calle mayor típica con soportales, edificios modernistas y un parque de los antiguos marqueses, hoy público, de la superficie de High Park en Londres. Avilés tuvo fuero propio gracias al monopolio para embarcar las lanas castellanas a Europa y floreció económicamente. Si algún día alguna de esas grandes fábricas cierran, sus vecinos se lo agradecerán, aunque tendrán que luchar contra los elementos y un pleno municipal que sigue viviendo en el siglo pasado.
El domingo, Nino y Juan Luis de Cauce me vinieron a buscar a mi hotel en Langreo. Junto al hotel estaban las vías de uno de los primeros trenes que se construyeron en nuestra querida España. Y tras las vías, el alto horno de Duro Felguera, construido en el siglo XIX, y la fábrica de acero donde se construyó la chapa de los primeros seiscientos.
Hoy la fábrica está cerrada y en su lugar hay un museo de la siderurgia y Valnalón que da empleo a miles de personas. Cap Gemini tiene un centro de desarrollo, hay varias empresas más en la zona y un centro de formación profesional. Todos los edificios destilaban historia económica de nuestra industrialización.
Luego me llevaron al Mumi, museo minero en El Entrego, donde nos esperaba el alcalde. Enrique es profesor de economía en la universidad pero ahora se dedica a ayudar a sus vecinos. Me hizo de guía por el museo y me contó que en 2018 varias minas tienen que cerrar y que desde 2011 el Gobierno de Rajoy ha dejado de enviar al valle los fondos mineros pactados para buscar alternativas. En su municipio hay un centro de innovación en materiales y nanotecnología y están apostando por el turismo rural.
Hay una réplica de la máquina de vapor de Watt y varias joyas de la ingeniería de la revolución industrial del siglo XVIII y XIX. El museo tiene una réplica de una mina que parece real. Nino, hermano de minero, y Juan Luis, hijo de minero, me fueron contando lo duro que es trabajar en la mina. Me decían que los mineros sólo ven el foco donde pican, pero si vieran el resto no bajarían. La muerte puede aparecer en cualquier momento, por eso los mineros son gente tan dura.
No es casual que aquí se desarrollara el movimiento obrero y los sindicatos, especialmente durante la dictadura. Me cuentan que en los años cincuenta tenían que cantar el Cara al Sol antes de entrar cada día a la mina. Y también la solidaridad entre ellos. Sus compañeros con claves para sobrevivir a 700 metros de profundidad.
Me han ofrecido volver y visitar el Pozo Sotón que acaban de cerrar y que ahora es una atracción turística. Sólo tienes que bajar a 700 metros de profundidad y te dejan un martillo hidráulico para picar. También pasear por un tren minero en la primavera con mis niños.
Fuimos a comer de nuevo a Canzana con un sol espectacular y visitamos el parque de Redes y la ruta del Alba. Y vuelta a Madrid, desbordado por el cariño y las atenciones recibidas y deseando volver.
Puxa Asturies.