Nos encontramos ante una gran Revolución Tecnológica. Posiblemente, una de las mayores de la historia
Una de las características que distinguen a los humanos del resto de especies es nuestra capacidad para comunicarnos. Todos los animales se comunican, pero ninguno ha conseguido escribir Cien Años de Soledad de Gabo e imaginar Macondo. Desde que los egipcios desarrollaron el papiro. hasta la imprenta de Gütenberg, escribían pocos y leían pocos. Desde la imprenta hasta internet escribían pocos y leían muchos. Ahora escriben muchos y leen muchos.
Por lo tanto, nos encontramos ante una de las mayores revoluciones tecnológicas de la historia. El cambio a los humanos nos asusta y por eso la mayoría de los análisis de esta revolución son negativos. Es el mismo debate que el del venerable Jorge y Guillermo de Baskerville en el Nombre de la Rosa. Mi experiencia en internet y en redes es extremadamente positiva. Como economista antes de internet tenía que ir a la biblioteca a leer las revistas especializadas que llegaban muy tarde. Y obtener datos estadísticos y tratarlos para contrastar hipótesis era una odisea.
Mi experiencia como economista en esta Revolución Tecnológica
Como usuario de la red (o sea demanda), hoy un economista español accede a la información y a los datos en igualdad de condiciones que un estadounidense o un chino. La mejora de información te permite tomar mejores decisiones y gestionar mejor los recursos escasos, clave de la economía para mejorar el nivel de vida de las personas. Hoy puedo leer toda la prensa mundial o seguir directamente a las fuentes de información en redes sociales.
Como generador de contenidos (o sea ,oferta), internet y las redes han sido clave en mi estrategia personal como economista. Comencé en 2008 con un blog en Cinco Días y en 2013 monté el mío propio (El Economista Observador) en el que he creado una comunidad de miles de suscriptores con los que me comunico directamente sin intermediarios. El blog lo complementé con redes sociales para darle difusión a mis ideas y opiniones.
La versión sobre las redes comienza a tornarse negativa ya que dicen es un arrabal donde dominan los insultos, los ciberataques, la manipulación, etcétera. Sin duda, todo esto se produce pero mi visión sobre internet y las redes -basada en mi experiencia- es muy diferente. Te voy a contar algo que ha sucedido este fin de semana que es muy representativo de los años que llevo en redes.
La Revolución Tecnológica y mis redes sociales
Me dieron un premio en Oviedo en el Foro Europeo Cum Laude por mis aportaciones a la sociedad como economista. Me hizo mucha ilusión el premio por el reconocimiento y por ser en Asturias. Decidí dedicárselo a mi abuela asturiana ya fallecida y a toda su generación a la que tanto les debemos. He tenido 15.000 visitas en Twitter y 10.000 en Facebook. En Facebook he tenido unos 100 comentarios y la mayoría de los comentarios han sido para felicitarme y darme la enhorabuena.
Primera conclusión: sólo el 1% de las personas que han visto el contenido hacen comentarios. Segunda: de los 100 comentarios sólo 3 han tenido críticas negativas y dos de ellos desagradables. La crítica aporta valor, el insulto es totalmente innecesario. Tercera conclusión: los seguidores que hacen comentarios e interactúan suelen ser los más interesados en tus contenidos y su información es muy valiosa. El dilema en internet y en redes es que si no estás dispuesto a soportar insultos, dejas de comunicar y transmitir conocimientos. Yo escribo y comunico para los miles de seguidores que me leen y la mayoría nunca hace comentarios. A los que insultan repetidamente siempre tienes una opción de redes que es silenciar: el sigue expresándose libremente pero tú no lo ves.
Las reglas de esta nueva Revolución Tecnológica
Internet es el lejano Oeste como dijo Obama, y necesita reglas. Hay que distinguir entre la digitalización y las oportunidades que nos ofrece y la aristocracia digital de Sillicon Valley que empiezan a generar rechazo. Todas las instituciones y personas nos tenemos que adaptar a la nueva realidad. Los medios de comunicación ya son principalmente digitales y tienen millones de lectores más que antes en papel.
El problema es que la oferta y la demanda se cruzan a precios de publicidad muy bajos, que los salarios y las nuevas condiciones de la mayoría de los periodistas son precarios y ahora las empresas que controlan las redes sociales tienen más poder de negociación y control de los lectores que los antiguos quioscos locales. Muchas de esas nuevas empresas no pagan impuestos locales donde prestan los servicios, lo cual es competencia desleal con las empresas sometidas a la regulación analógica que sí los pagan. Hay más oferta de contenidos y es más complicado que sean los tuyos los que se lean, etcétera.
Estamos en un mundo nuevo que necesita nuevas reglas y tiempo para que nuestras sociedades y nuestras instituciones se adapten. Es un mundo que muta permanentemente, lo cual complica la regulación y la adaptación al mismo. Pero es un mundo que está por construir y sólo hay dos opciones. Ser tú el que lo construye o que te lo construyan otros.
En mi nuevo libro, que estará en las librerías e internet en otoño, hablo sobre la revolución tecnológica y la globalización, sobre como está afectando a las personas, al empleo y a la desigualdad y cómo poner orden para conseguir un mundo mejor. Pero cada uno de nosotros y de nuestras empresas debe tener un plan para adaptarse a ese mundo digital que ya es una realidad en el siglo XXI. Y entre todos tenemos que conseguir que sea un mundo mejor.
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