Mi artículo publicado en El País.
En el verano del año 2011 estuvo a punto de romperse el euro, ha reconocido Angela Merkel. Jean Claude Trichet envió una carta al presidente José Luis Rodríguez Zapatero sugiriéndole que reformara el mercado de trabajo para eliminar restricciones a la negociación colectiva. Eran aquellos tiempos de graves errores conceptuales donde la troika nos decía que con la devaluación salarial y la austeridad saldríamos de la crisis. Y supuestamente que el BCE comprase deuda pública iba en contra de los tratados.
Zapatero consciente de las graves daños que provocaría un rescate, como pudimos comprobar un año después con Rajoy, y que la devaluación competitiva no era la solución optó por proponer una reforma del artículo 135 de la Constitución. Para reformarla, igual que sucede ahora, era necesario el apoyo del PP y lo hizo en campaña electoral con elevado coste para su partido. Pero evitó el rescate que habría tenido costes infinitamente mayores para España y para el PSOE.
El debate público derivó intencionadamente sobre el pago de la deuda. La tesis es que se rescataba la deuda antes que a las personas. Syriza en Grecia intentó impagar la deuda y sólo consiguió un corralito, más recortes y más pobreza. Pero la tesis en España era falsa. En 1978 ya era inconstitucional impagar la deuda. Y el párrafo del 135 de la Constitución de 1978 es una copia literal del artículo 118 de la Constitución de 1931 de la Segunda República.
Lo que hizo Zapatero es elevar a rango constitucional la regla de estabilidad presupuestaria que nos veríamos obligados a incorporar en pocos meses tras el acuerdo de reforzar el Pacto de Estabilidad. La regla fue introducida en Suecia en 1934 por los socialdemócratas cuyo autor intelectual fue Gunnar Myrdal, premio Nobel de Economía. Ulises, un héroe, tuvo que taparse los oídos con cera y atarse al mástil para no sucumbir a los cantos de sirenas en La Odisea. Myrdal, consciente que somos humanos, defendió la regla para que en tiempos de bonanza el estado ahorre para poder mantener el estado de bienestar en tiempos de crisis, fin último del ideario socialdemócrata.
Rajoy en 2015 ha incumplido el 135 de la Constitución. El desplome del precio del petróleo y las compras de deuda de Draghi que provocaron una intensa depreciación del euro y de la prima de riesgo permitieron que el empleo en España creciera el doble de lo previsto. Si Rajoy hubiera cumplido la regla España habría cumplido el objetivo de déficit de Bruselas. Pero prefirió bajar en dos ocasiones el IRPF, aumentar el empleo y la inversión pública y aumentar el déficit estructural un punto de PIB.
Ahora Rajoy deja el sistema de pensiones al borde la quiebra y tiene el apoyo de Podemos que también defiende incumplir la regla. Si Myrdal levantara la cabeza diría que el PP y Podemos son una grave amenaza para el Estado de bienestar que a varias generaciones de españoles nos ha costado décadas construir y es el mayor logro de nuestra democracia. Espero que el Tribunal Constitucional intervenga urgentemente.