Mi artículo publicado en El País.
Las elecciones del 26 de junio han eliminado algo de incertidumbre pero la niebla aún no permite vislumbrar cómo va a ser gobernada España y cuál será la duración de esta legislatura. El PP ha mejorado en escaños pero muy lejos del apoyo ciudadano suficiente para gobernar. El desplome en votos de Podemos y sus confluencias confirman que España no es comunista, ni populista, ni peronista, ni transversal y no quiere un presidente con coleta.
La principal preocupación de los españoles es el empleo, han perdido la confianza en el PSOE para resolver el problema del paro, tienen escasa confianza en el PP, especialmente los jóvenes, y la nueva política ha defraudado las expectativas. Por eso un tercio de los votantes se ha quedado en casa, el Parlamento sigue fragmentado y hay problemas de gobernabilidad ante la ausencia de un liderazgo claro con un proyecto para España que recupere la confianza en el futuro.
El Brexit nos ha recordado que la crisis de deuda continúa y nuestros bancos han sufrido un fuerte batacazo en Bolsa. Bruselas y el BCE avisan de que la tensión puede ir a más. Se necesita un seguro de depósitos y un FROB europeo para relajar el temor de los inversores. Pero España debe continuar saneando pérdidas. El ministro Guindos reconoció en campaña que la caja BMN —él presidió el comité de auditoria firmando las cuentas de una entidad quebrada— necesita fusionarse con Bankia para sobrevivir. La duda es: ¿será recapitalizada antes? Si no, la fusión contaminará la solvencia de Bankia repitiendo los errores de Rato en 2010. ¿Y el resto de entidades medianas que están deflagradas en Bolsa?
La Sareb necesitará más capital, se estima que aumentará el déficit unos 10.000 millones y la deuda pública 4% del PIB. En 2015 sus ventas se desplomaron, tuvo que sanear 3.000 millones de pérdidas ocultas y cambiar deuda subordinada por capital. Pero los créditos a promotores con garantía de suelo de mala calidad siguen ocultando cuantiosas pérdidas.
La deuda hipotecaria de familias en riesgo de pobreza tiene que ser reestructurada. Se han congelado los desahucios pero no se ha resuelto el problema. Muchas de esas familias están en exclusión financiera, lo cual amplifica el riesgo de pobreza. Si Italia consigue recapitalizar entidades, España debería rescatar a esas familias y crear un banco bueno de hipotecas, no de suelo de promotores como Sareb.
En los años 2012, 2013, 2014 y 2015 Rajoy incumplió el déficit. En 2016, hasta mayo, el déficit de la administración central y la Seguridad Social que gestiona Rajoy ha aumentado y en 2017 habrá que reducirlo unos 15.000 millones. El agujero de las pensiones supera los 15.000 millones y en 2017 se acabará la hucha.
Mariano Rajoy ha ocultado todos estos problemas en la campaña y muchos españoles han votado al PP confiando en su capacidad de gestión. Si quiere seguir en la Moncloa debería explicar sus causas y proponer medidas para corregirlos. España necesita un Gobierno estable pero Rajoy está pidiendo que sus potenciales socios firmen un folio en blanco por motivos patrióticos. El partido que lo haga será fagocitado.