Vuelve la crisis griega y conviene revisar los mecanismos de transmisión monetaria dentro del euro. El principal es el BCE y el sistema de liquidación interbancario Target2 de la autoridad monetaria. Habitualmente miramos a la prima de riesgo de los bonos a 10 años como indicador de tensión financiera. Pero es en el mercado interbancario a muy corto plazo el punto más sensible y un indicador infalible de crisis financiera.
Es un mercado no organizado y poco conocido. Por eso no tiene un seguimiento por los medios como las bolsas o bonos. De momento la tensión de Grecia no ha llegado a los tipos a corto. Pero esta semana a este economista observador le ha preocupado el mensaje del gobierno alemán afirmando que Grecia ya no es sistémica.
Eso significa que no tienen ninguna intención de ceder, como ya hicieron en noviembre de 2011 con Papandreu. Y si el nuevo gobierno griego no está de acuerdo con las condiciones del crédito del ESM pueden hacer uso de su soberanía y abandonar el euro. Me ha recordado a las semanas previas a la quiebra de Lehman en septiembre de 2008. Luego el mercado interbancario colapsó y la Fed tuvo que abrir líneas de descuento hasta para las grandes empresas que no podían refinanciar sus pagarés a corto plazo.
En el gráfico se puede observar la posición de cada país con el BCE. Son préstamos entre bancos, pero pasan por el banco central nacional. Se ve efectivamente como la posición de Grecia es insignificante. El problema sigue siendo España e Italia con una deuda contra el BCE de unos 400.000 mill. y que es financiada íntegramente por el Bundesbank.
Sin este mecanismo de compensación el marco alemán se habría apreciado al menos un 50%, las exportaciones alemanas se habrían desplomado y habrían entrado en recesión y subido su tasa de paro. Y en España o Italia la crisis sería similar a la que sufre Rusia en estos momentos: fuerte depreciación de la divisa, subida brusca de los tipos de interés, quiebra del sistema bancario, mayor desempleo, mayor morosidad, más desahucios y más pobreza.
Es evidente que el euro tiene efectos positivos para ambas partes. El problema no es el euro y el proyecto europeo. El problema son los errores de política económica cometidos y la economía dual con tasas de desempleo y tipos de cambio reales tan disparados entre Alemania y el resto.
Efectivamente el gran problema no es Grecia, es el contagio a España e Italia. La fuga de capitales en España ya comenzó en junio pero sólo en bonos y acciones. La financiación interbancaria se mantiene estable y por eso la apelación de nuestros bancos al BCE está estable. Pero es estable dentro de la gravedad de tener una deuda de un 20% del PIB con tu banco central y pensar que la crisis de liquidez ya se ha acabado y que hemos salido de la crisis, cuando sigues internado en cuidados intensivos y conectado a un respirador automático. Si vuelve la tensión y aumenta la posición de España en Target 2, volverá a intensificarse la restricción de crédito, volverá a caer la inversión y volverá la destrucción de empleo en nuestra querida España, como sucedió en 2012.
Este economista observador irá informando en este blog de la situación interbancaria. Pero las vibraciones no son buenas. Financial Times ya identifica a Podemos con Syriza y advierte de sus propuestas de reestructuración de deuda y de incumplir los compromisos de déficit del pacto de Estabilidad. Cuentan que Rajoy piensa que la crisis griega es buena para desgastar a Podemos. Pero tanto la posición de Podemos como la del Gobierno acabará perjudicando a nuestra querida España.
Es evidente que España no es Grecia, que la crisis en Grecia ha sido muchísimo más dura que la nuestra y que no tienen el parque empresarial que tiene España para sustituir el PIB en la construcción por las exportaciones. Grecia tiene una tasa de inversión del 8% del PIB, la más baja del planeta, mientras España, a pesar de la depresión y del fuerte ajuste fiscal sigue invirtiendo el 18% de su PIB y el 90% de la inversión es privada.
Pero que nuestros políticos estén contentos cuando los inversores nos comparan con los griegos confirman que no hay indicios de vida inteligente ni en Moncloa, ni en Podemos. Nuestra posición debería ser de perfil bajo en los medios internacionales para que no hablen de nosotros hasta que se resuelva la crisis griega. Y de perfil muy alto en las instituciones europeas. España debe defender una solución para Grecia. Primero por ser los griegos ciudadanos europeos que sufren pobreza severa y por lo que debemos exigir una Europa que tenga un contrato social que proteja a todos sus ciudadanos. Y segundo, porque si a Grecia le va mal, a España le irá mal. El contagio financiero dentro de una unión monetaria es inevitable.
Empiezo 2015 con la sensación de seguir en 2012. Si quieres comprender con mayor profundidad la crisis griega, la crisis del euro y la importancia del BCE te recomiendo que leas o vuelvas a leer mi libro Hay Vida Después de la Crisis. Lamentablemente sigue de plena actualidad dos años después de haberlo escrito.