Mi artículo publicado en El País.
El CIS acaba de publicar su barómetro de septiembre y la preocupación por la falta de gobierno repunta pero sigue a años luz del paro, que es el principal problema para los españoles. Esta semana conocimos los datos de afiliaciones de septiembre y de nuevo la economía española volvió a sorprender positivamente. Un año sin gobierno y el empleo sigue creciendo un 3%. Con precariedad, con temporalidad pero creciendo.
No obstante, eliminando el efecto estacional para hacer los datos comparables, en el tercer trimestre el empleo creció ligeramente por debajo del 3% anualizado, mientras en el segundo trimestre crecía por encima del 3,5% anualizado. Por lo tanto, la economía se está desacelerando.
El BCE sigue comprando deuda española y los tipos de interés de la deuda pública y del crédito a empresas y familias está en mínimos. Los inversores son muy procíclicos y el crecimiento les tranquiliza. Por eso nuestra prima de riesgo está 35 puntos básicos por debajo de Italia, que tiene un gobierno estable pero que apenas crece y tiene problemas con sus bancos. No parece que el BCE vaya a dejar de comprar deuda española hasta finales de 2017, por lo que nos queda viento de cola.
El petróleo sigue por debajo de 50 dólares por barril. La OPEP ha acordado un recorte de la producción que se tendrá que firmar en noviembre y al que se podría sumar Rusia. Ese acuerdo seguramente evitará otro desplome de precios, como sucedió el pasado año por estas fechas. Pero los inventarios mundiales están en máximos, la demanda débil y hay mucha oferta de petróleo no convencional en EE UU que pone un techo en 50 dólares. Por lo tanto, también favorece el crecimiento de España.
El comercio mundial está prácticamente estancado y pone viento en contra a la economía española. Y la economía europea pierde fuerza y ya se deja notar en nuestro sector industrial, donde el empleo el tercer trimestre creció al 2% anualizado, casi la mitad que en el segundo trimestre. La niebla de la incertidumbre política pierde intensidad. El PSOE ha puesto al frente de la gestora a Javier Fernández, un político muy experimentado, sensato y con visión de estado, y el debate ya es abstención o terceras elecciones. Ciudadanos ya ha movido ficha y han dicho que ellos estarían dispuestos a modificar su pacto con el PP para dar cabida al PSOE.
Mariano Rajoy repitió ayer que no quiere terceras elecciones. Rajoy sabe que los españoles valoran la gobernabilidad y la estabilidad por encima de todo. El 26J Rajoy tuvo un relato de gobernabilidad y subió en votos y escaños. Si aparece ante los españoles como el que fuerza las terceras elecciones, el PP tendría un pésimo resultado. Por lo tanto, la probabilidad de unas terceras elecciones se ha reducido drásticamente la pasada semana.Resuelta la incertidumbre política, volveremos a hablar de los problemas que preocupan a los españoles: paro, pensiones, pobreza, precariedad laboral, educación. En 2017 tendremos por fin gobierno con un parlamento fragmentado y el empleo seguirá creciendo, pero seguramente con menos intensidad.