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Crisis china en clave española

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En 2015 por primera vez en décadas China ha sufrido presiones depreciatorias sobre su tipo de cambio. El FMI estima que el superávit por cuenta corriente chino alcanzará los 350.000 mill de dólares, el doble que en 2013 y similar al de 2007. Y el banco central publica que ha perdido casi 500.000 mill de dólares en reservas. Siempre estamos con cuentos chinos y milagros, pero en Asia también se cumplen las identidades contables de la balanza de pagos.

Por lo tanto, China ha sufrido en 2015 una fuga de capitales de unos 850.000 mill de dólares equivalente al 7% del PIB.  No llega al 25% del PIB de la fuga de capitales que provocó Rajoy en 2012 con su pésima gestión de la crisis de Bankia, pero es similar a la que padeció México en 1994. La diferencia es que China ahorró en las décadas anteriores y puede vender reservas sin necesidad de pedir un rescate al FMI.

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La duda que le surge a este economista observador es la diferencia en la dinámica en los mercados de capitales y la dinámica en el mercado de crédito interno. Los inversores más cualificados en los mercados anticiparon un menor crecimiento y sacan el dinero que invirtieron en China a dólares, mientras los pequeños inversores, familias y empresas, cómo se observa en el gráfico, han frenado el crecimiento del crédito, pero sigue aumentando por encima del PIB.

Según la contabilidad nacional la inversión en China sigue creciendo a tasas muy elevadas. Como nos enseñó el gran economista Rudi Dornsbusch los desequilibrios económicos duran más de lo que esperamos los economistas y corrigen de manera más brusca de lo previsto. Si la exportación y la producción industrial ha parado y sobran fábricas en China ¿tiene sentido abrir nuevas o ampliar la capacidad de producción de las existentes?

Si los empresarios se están equivocando ¿tiene sentido que los bancos sigan financiando inversiones a clientes que no van a poder devolver sus créditos? ¿Está pinchando la burbuja industrial y está China abocada a una crisis bancaria y su primera recesión en 30 años?

Como dice el bueno de Dornsbusch, veremos. Si el comercio mundial vuelve a crecer con fuerza y arrastra las exportaciones chinas el desequilibrio puede continuar, aunque no parece muy probable. Lo que sí sabemos seguro es que si acaba pinchando la burbuja, todo el mundo dirá que era evidente y que es culpa del gobierno por no haberla pinchado.

¿Cómo se pincha la burbuja China? O subiendo tipos de interés con fuerza, provocando una recesión y destrucción de empleo, o limitando el crecimiento del crédito y precipitando también la recesión y la destrucción de empleo. En España el gobierno en 2007 no podía aplicar ninguna de esas dos medidas. Lo más razonable es frenar las inversiones, analizar bien la solvencia del sistema bancario y sanearlo para poner la economía cuanto antes en condiciones para crecer cuando el comercio mundial repunte y aprovechando la dinámica de su consumo interno.

Un experimento interesante sería enviar a Pablo Iglesias y el equipo económico de Podemos a China. Más inversión pública en un país que ha invertido teniendo en cuenta la necesidad de infraestructuras en 2030, no meter dinero público en los bancos y más crédito y más dinero en circulación para seguir inflando la burbuja y provocando una hiperinflación que convierta la crisis en una profunda depresión como las que padecieron los países latinaomericanos en los años ochenta. Otro experimento sería llevar a Rajoy: su equipo económico no haría nada. Eso es lo que hicieron los japoneses en 1991 y siguen en deflación con el mismo PIB nominal que entonces.

Casi mejor dejamos a los chinos que gestionen su crisis. Han gestionado bien la economía desde hace 30 años aunque ahora se enfrentan a un reto complicado. Pase lo que pase, habrán conseguido la mayor reducción de pobreza extrema de la historia de la humanidad.