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Dilma versus Rajoy

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Fuente foto: archivo de Publico.es
Fuente foto: archivo de Publico.es

Esta semana a este economista observador le ha llamado la atención Brasil. El que era el modelo de éxito internacional hace dos años, hoy es un apestado que parece que todo lo ha hecho mal. Es la misma historia que la de nuestra querida España. Ni éramos tan buenos en 2007, ni somos tan malos ahora. Brasil ha avanzado mucho desde hace 15 años y habrá vida después de la crisis.

Pero el congreso brasileño ha iniciado un proceso de destitución de la presidenta. La mayoría de la gente pensará que es por la corrupción que afecta a su partido. Pero si fuera por eso deberían convocar nuevas elecciones y cambiar a la mayoría de diputados de la mayoría de partidos que están imputados en casos de corrupción.

El proceso es por ocultación de déficit maquillando gasto público a través de préstamos de bancos públicos. En contra de la intuición, Brasil tiene un control democrático del gobierno muy superior al nuestro. En abril de 2012 la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, anunció que tenía facturas en el cajón de sanidad por más de 1.000 millones de euros. Valencia hizo lo mismo.

En 2010, Zapatero hizo los presupuestos de 2011 sin saber que Irlanda sería rescatada, sin saber que Portugal sería rescatada o que Italia cambiaría a Berlusconi por un tecnócrata provocando una grave crisis financiera en el verano de 2011, y que la propia Merkel ha reconocido que estuvo a punto de romper el euro. Cuatro crisis financieras hicieron que el PIB y el empleo se comportaran peor de lo previsto y los ingresos públicos también.

El déficit previsto era del 6% y las estimaciones antes de la elecciones del 20 de noviembre eran que acabaría próximo al 7%. El gobierno de Rajoy, aprovechando las subastas extraordinarias de liquidez del BCE, aprobó el plan de pago a proveedores para pagar los retrasos  de comunidades y ayuntamientos. Sin duda, un buen plan. Pero mal usado para inflar el déficit en 2011 y culpar a Zapatero. Aquello aumentó la desconfianza sobre nuestra querida España y, junto al desastre de la gestión de la crisis de Bankia, acabó en el rescate.

Zapatero cumplió fielmente sus compromisos de déficit en 2011, tanto en la administración central como en la seguridad social. Toda la desviación la explicaron las comunidades y los ayuntamientos. Eurostat inició expediente por ocultación de déficit a Madrid y a Valencia, ambas gobernadas por el PP. Eurostat confirmó malas prácticas contables en ambas comunidades. En Madrid dijo que había sido un hecho puntual y no hubo sanción. En Valencia, Eurostat denunció que la ocultación de déficit era sistemática desde el año 2000 y hubo sanción. Valencia junto a Grecia son las únicas sanciones por ocultación de déficit de Europa.

Pero nadie dimitió, ni asumió responsabilidades por ello. El PP tenía mayoría absoluta en ambos parlamentos autonómicos, así como en el parlamento de la nación, pero permitió la ocultación. Rajoy, Camps y Aguirre lo hicieron y sus parlamentarios fueron corresponsables de ello. No sólo no asumieron responsabilidad, sino que tuvieron la indecencia moral e intelectual de culpar a Zapatero de aquella desviación de déficit. Como no hubo castigo en Valencia, el nuevo gobierno de Ximo Puig se ha vuelto a encontrar los cajones llenos de facturas sin pagar. Y además, la sociedad de garantía recíproca con un agujero de 200 mill, la ciudad del cine con otro agujero, la ciudad de las ciencias con varios agujeros, 1.800 mill de ingresos en el presupuesto inventados sin justificar, 1.000 de gasto sanitario que se les olvidó introducir, etcétera. Esos 2.800 mill explican el 100% de la desviación de déficit de Valencia en 2015.

Desde 2012 Rajoy ha incumplido todos los años los compromisos de déficit de Bruselas. En 2012 dijo que acabaría la legislatura creando empleo y ha acabado destruyendo empleo. La política es pura contingencia. Pero Rajoy desde entonces ha cometido malas prácticas para escribir un manual y dar cursos en las universidades de economía de todo el mundo de cómo no gestionar el dinero de los contribuyentes.

En los ingresos sistemáticamente inflan las previsiones para cuadrar el déficit y siempre recaudan menos de lo previsto. En 2012 y 2013 se destruyeron 1 millón de empleos y se justifica la desviación. En 2015 se creó el doble de empleos de lo previsto, gracias a la bajada del precio del petróleo y a la compra de deuda del BCE, y aún así, Rajoy ha recaudado 10.000 millones menos de lo presupuestado. ¿Qué ha pasado? Toda la desviación la explica la seguridad social donde el gobierno dijo que los ingresos crecerían un 6% y crecieron un 1%.

De nuevo los parlamentarios del PP con mayoría absoluta miraron para otro lado, el Banco de España dio por buenos los ingresos en la comisión del parlamento en el otoño de 2014 y la Airef también dijo que los ingresos eran realistas, aunque posteriormente, a partir de junio de 2015, empezó a advertir de la desviación.

Como no ha pasado nada y nadie ha asumido la responsabilidad, en 2016 Rajoy ha vuelto a inventarse los ingresos de la seguridad social y a decir que crecerán un 7%. Pero la desviación será aún mayor y recaudarán unos 15.000 millones menos de lo previsto. En 2011 la seguridad social ingresaba lo mismo que se gastaba y Zapatero dejó 70.000 millones en la hucha. En 2016 el gasto será de 25.000 mill, mayor que los ingresos y Rajoy se habrá pulido toda la hucha.

Pero no pasa nada y, según el CIS, la mayor parte de votantes del PP tienen más de 65 años y son pensionistas. Esta misma semana, Pablo Casado, la supuesta imagen de regeneración del PP, ha publicado una foto en Twitter con un jubilado diciendo “protegiendo a nuestros pensionistas de la situación de quiebra que dejó Zapatero.”

Por el lado del gasto, en 2011 Esperanza Aguirre seguramente contabilizó el gasto del primer trimestre de 2012 y el gobierno se lo permitió. En 2015 Rajoy público una orden ministerial en el BOE de cierre del ejercicio en el que daba instrucciones a los ministerios, comunidades y ayuntamientos para que sólo contabilicen facturas recibidas antes del 30 de octubre. Eso significa que todo el gasto generado en noviembre y diciembre no se ha reconocido y eso incluye la mayor parte del gasto farmacéutico y de proveedores sanitarios que se suele acumular a final de año. Aún así, el gasto corriente de la administración central que sólo controla Rajoy creció en 2015 un 13,5%. Has leído bien querido lector: un 13,5%. Se entiende que Podemos alabara la política fiscal del PP en 2015 en la comparecencia de Guindos esta semana en el congreso.

El gobierno ha reconocido que no cumplirá el objetivo de déficit tampoco en 2016 y estima que será del 3,6%, unos 9.000 mill más del que nos juró y perjuró en la campaña. Pero el Banco de España ha dicho que será del 4,4%, o sea, la desviación será de unos 17.000 mill. Y el Banco de España no incluyó la devolución de la paga extra que el gobierno debe a los funcionarios desde diciembre de 2012, y ha dicho que lo devolverá este mes para iniciar la campaña.

Si llegase un nuevo gobierno responsable e hiciese un presupuesto realista (siguiendo las buenas prácticas que enseñamos a nuestro alumnos de economía en la universidad), los ingresos serían mucho menores, el gasto sería mucho mayor y el déficit sería superior al 6% del PIB. España es el país con mayor déficit de la Eurozona, a pesar de la ocultación y las malas prácticas. La deuda pública supera ya el 100% ya que los 1.800 mill que vamos a devolver a los accionistas de Bankia irán a déficit y a deuda. El banco malo está quebrado y necesitará más ayudas públicas. Además, BMN -caja en la que Guindos era el presidente del comité de auditoria y el mismo puesto que tenía Acebes en Bankia-, no encuentra vendedor y seguramente necesitará más capital que pagaremos todos. Etcétera.

España vive conectada a un respirador automático llamado BCE que nos comprará en 2016 unos 80.000 mill y, gracias a eso, los tipos están próximos al 0%, hemos salido de la recesión y hemos creado empleo. Pero España no ha salido de la crisis, sigue teniendo una elevada deuda externa, la mayoría privada, una elevada deuda pública y un agujero de déficit que costará cerrar y que pone en riesgo el pago de nuestras pensiones.

Nuestro país necesita un gobierno serio y responsable que afronte los grandes retos que tenemos que superar. En 2012 este economista observador fue crítico con la Comisión por el diseño del rescate y el excesivo ajuste fiscal que impusieron a España. En 2016 me entristece que tenga que venir la Comisión a decirnos lo que hemos sido incapaces de hacer.

Esta semana el parlamento brasileño nos ha dado una lección democrática a los españoles.