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Argentina, populismo y economía

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Argentina sufrió un profundo frenazo brusco en 2001 que acabó en un impago de deuda histórico con quitas de hasta el 90% de la deuda en dólares y la quita se aproximó al 100% del PIB de la época. Desde entonces Argentina aún no ha recuperado el acceso a los mercados de capitales internacionales.

Hasta 2007 la política económica fue muy razonable. La intensa depreciación junto al superboom de materias primas, principalmente el precio de la soja, permitía a la economía crecer de forma ordenada. Pero el gasto público aumentó y la inflación volvió a aparecer.

Cualquier gobierno serio habría aplicado un plan de estabilización para frenar la deriva de la inflación y una reforma fiscal seria, con lucha contra el fraude incluida, y contención de los programas de gasto. Pero los Kirchner no han sido serios y decidieron intervenir la tasa de inflación para evitar aumentar el pago de intereses de la deuda ya que buena parte de los nuevos bonos se emitieron referenciados a la inflación.

Aunque hay muchas diferencias entre España y Argentina, es interesante la comparación ya que el nuevo partido Podemos argumenta que otra política económica es posible en nuestra querida España y sus propuestas son igual de inflacionistas que las de los Kirchner. Laclau, gran ideólogo kirchnerista, es un referente para los líderes de Podemos. Y las conexiones son múltiples.

El número dos de Colau en el ayuntamiento de Barcelona es argentino y proviene de la Campora, pata negra kirchnerista. No es casual que la alcaldesa de Barcelona, a punto de acabar el año, no haya conseguido aprobar el presupuesto de una las principales ciudades del mundo, su primera prueba del algodón de gestión, y dedique su tiempo a hacer campaña para las generales como si siguiera siendo una activista. Es lo que en Argentina llaman populismo. Colau es aún una aprendiz pero apunta maneras.

Hoy el precio de la soja ha bajado un 50%, aunque sigue muy por encima que cuando los Kirchner llegaron al poder y el sueño de otra política económica alternativa se esfumó. El resultado de la desastrosa gestión es una inflación próxima al 30%, con inflación embalsada. El tipo de cambio oficial cotiza un 50% más caro que en el mercado alternativo y eso abarata artificialmente los precios de importación. Además, las tarifas públicas están muy retrasadas en comparación con un país poco sospechoso de derechista como su vecino Uruguay.

El déficit público en 2015 estará próximo al 7% del PIB pero como no hay acceso a los mercados, Kirchner financiaba el gasto público con créditos del banco central. Como explico en mi libro La Economía no da la Felicidad, Argentina se enfrenta a una crisis cambiaria de manual como las describió Krugman y por cuyo modelo recibió el premio Nobel. Krugman tampoco es sospecho de ser ultraliberal.

Para mantener el tipo de cambio sobrevalorado hace falta vender dólares. En el gráfico se ve cómo Kirchner ha bajado significativamente las reservas, pero la situación es mucho peor de lo que parece. Parte de esas reservas son préstamos de China en yuanes que sólo se pueden usar para comprar productos chinos. Además, Kirchner ha especulado, cual lobo de Wall Street, vendiendo dólares a futuro por la bonita cifra de 70.000 mill de dólares más del 10% del PIB argentino. El personaje de Di Caprio sería becario en Argentina.

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Como se observa en el gráfico, ha vendido más dólares de los que tiene el banco central en reservas. Esta es la herencia envenenada que recibe el nuevo Gobierno de Macri, como era previsible, mucho peor de lo esperado. Cuando lleguen los vencimientos de esos contratos de futuros hay pocas opciones: conseguir más reservas de dólares, impagar de nuevo o seguir monetizando como Kirchner y generar más inflación, o una solución heteredoxa pactando con los compradores, la mayoría argentinos, una quita encubierta negociando a la baja los tipos de interés.

Este economista observador fue a presentar su libro a la Argentina en agosto y vivió la campaña y los debates. Si Macri hubiera dicho las cosas sin anestesia como las estoy contando yo aquí, los populistas serían felices ya que Scioli habría ganado de calle. Macri optó por hacer una campaña para ganar y ocultó esta realidad como hizo Rajoy en 2011 vendiendo milagros económicos.

Pero tras la victoria toca gobernar. El problema de fondo de la dinámica insostenible, como explicaba Krugman, es la inconsistencia de la política económica. Por lo tanto, el nuevo Gobierno debe presentar un plan de ajuste fiscal creíble, devaluar el tipo de cambio y marcar cotas de inflación creíbles para conseguir que los capitales vuelvan, incluido el ahorro argentino que salió del país. También dinero de los kirchneristas que estará fuera para protegerse de la inflación que ellos han generado y que va a empobrecer a los más pobres a los que supuestamente querían defender.

Todo esto exige gradualismo y mantener la coherencia del plan ya que se tardan años en rebajar expectativas de inflación tan elevadas. Los españoles lo sabemos bien. La democracia heredó una situación similar de la dictadura franquista en 1977 y tardamos una década en revertir la situación. Nos ayudó enormemente nuestra incorporación a Europa, con reglas estables y de obligado cumplimiento que permitió una llegada masiva de inversión extranjera, por ejemplo buena parte de las fábricas de automóviles.

Macri está cautivo de sus promesas de la campaña y sus primeras decisiones son erráticas. A este economista observador le empieza a recordar a Rajoy en 2012 y aquello acabó en rescate y desastre. Parece que hoy va a eliminar el impuesto al grano, excepto a la soja, que supondrá una bajada de recaudación de 10.000 mill 2% del PIB.

Espero y deseo que esa medida vaya acompañada de un plan de estabilización y de reformas completo. Si no lo hace, basar toda tu política económica sólo en el cambio de gobierno y el hada de la confianza es como jugarte el futuro del país en la ruleta todo al número 23. Te puede tocar pero y ¿si no funciona y provocas una fuga de capitales brutal como la que provocó Rajoy en 2012?

Tengo un cariño especial por la Argentina, parte de mi familia de Asturias tuvo que emigrar allí en la posguerra y fueron excelentemente acogidos. Tengo buenos amigos allá y acá. Tienen un país maravilloso con una naturaleza prodigiosa y una gente que trata con especialmente mimo a los extranjeros que vamos de turismo. Por eso espero y deseo que la fuerza les acompañe y que estas malas vibraciones sean temores infundados.