Escribo este post desde el barco que cruza el río de la Plata y que une Buenos Aires y Montevideo. Es un barco casi nuevo que lleva el nombre del papa Francisco y el más moderno en el que había montado. Refleja bien a Argentina, un país de grandes contrastes entre lo moderno y lo antiguo, entre lo nuevo y lo viejo, entre lo eficaz y lo ineficaz.
Como profesor de macroeconomía internacional había estudiado tanto sus crisis que tenía la sensación de que ya había venido. Pero este viaje me ha sorprendido positivamente. El aeropuerto internacional de Buenos Aires está muy alejado de la ciudad y para llegar al hotel tuvimos que cruzar todo el centro. Buenos Aires desborda como una ciudad imponente. Un poco cansada y vieja con muchos edificios necesitados de un lavado de cara y algunos de hormigón y rehabilitación. Pero imponente. La arquitectura, el urbanismo y la cultura es muy similar a la de Madrid, con una sociedad que le gusta vivir en la calle, en sus parques y terrazas pero todo es más grande y de mayores proporciones.
La avenida 9 de julio es como la Castellana, pero de una escala mayor a lo ancho y sobre todo a lo largo. El 9 de julio fue el día que se declaró oficialmente la independencia argentina de España. Y en medio hay un obelisco homenaje a Garay que fue el español que fundó la ciudad. Una de sus contradicciones y sus contrastes que hacen a la ciudad y a sus habitantes tan atractivos para un economista observador.
Cerca del Obelisco está la plaza de mayo donde está la Casa Rosada y también el ministerio de economía, el ayuntamiento, la catedral y está rodeada por el centro financiero y de negocios. La presidenta Kirchner, es por definirlo de alguna manera, peculiar. La ley argentina ofrece al presidente hablar en lo que se denomina Cadena Nacional para supuestamente casos de emergencia. Pero Cristina, como se la conoce en la calle, habla con un periodicidad más o menos mensual y todos los medios, públicos y privados, tienen la obligación de dar el discurso íntegro.
Ya había visto algunos trozos de discursos de Kirchner, pero tuve la posibilidad de ver uno entero y fue surrealista. Sin ningún guión establecido, improvisando y consiguiendo las gracias de toda su guardia pretoriana en el claustro de la casa Rosada, incluida del actual candidato para sucederla en la presidencia, Scioli.
En ese discurso Kirchner hizo una interpretación del nazismo basándose en el libro de Keynes del Tratado de Versalles. Un catedrático de historia de la universidad especializado en el periodo de entreguerras se le ocurrió la osadía de criticarla en una columna de opinión y la presidenta escribió 20 tuits seguidos dando una lección de historia a un catedrático de historia. Como dice el refrán la ignorancia es muy osada. Es cierto que Keynes describió bien los errores de imponer reparaciones de guerra un país destruido y con un patrón oro era un grave error. Pero encontrar una relación causal entre Hitler, el nazismo, el holocausto y todo lo que supuso recordaba más a las profecías que a una disciplina académica tan importante y necesaria como es la historia.
La presidenta dijo que como Keynes llevó la contraria a su gobierno, no le volvieron a contratar como asesor hasta 1944 en Bretton Woods. Desconoce que el mayor enfrentamiento de Keynes con su gobierno no fue por Alemania. Fue cuando Churchill siendo ministro de economía en 1925 decidió retornar la libra esterlina al patrón oro a la misma paridad que en 1914. Keynes, con buen criterio, advirtió que la libra a esa paridad estaba sobrevalorada y que haría un enorme daño a la industria británica.
Curiosamente es lo mismo que ha provocado Kirchner en Argentina donde obliga al banco central a financiar el déficit público con emisión de dinero y provoca una elevada inflación y subida de salarios que ha provocado una grave crisis en la industria exportadora argentina. Y Kirchner a los economistas críticos con esa política tampoco les escucha, como hizo Churchill con Keynes.
Escucha a Kicillof, que dice es un experto en Keynes. Pero que aplica la Teoría General, cuyo supuesto principal era un mundo con exceso de oferta y sin inflación a una economía como la argentina con una inflación galopante del 30%. Keynes escribió dos tratados monetarios, antes de la Teoría General, explicando el equilibro del tipo de cambio y del nivel de precios que Kicillof y Kirchner incumplen desde el prefacio hasta el índice alfabético. Pero o no se los han leído o prefieren no escuchar al economista como hizo Churchill.
En Buenos Aires Kirchner tiene un apoyo minoritario y gobierna el opositor Macri que es candidato a sucederla en la presidencia. Pero en el Gran Buenos Aires gobierna Scioli, peronista y sucesor elegido por ella para sucederla. Hay varias villas miseria donde se concentra mucha población que no tenían luz ni agua corriente y que, tras un ciclo de crecimiento tan largo, Kirchner ha conseguido darles acceso a esos servicios básicos. Les da también una ayuda social de unos 100 euros mensuales al cambio oficial. Siguen viviendo en malas condiciones pero son mucho menos malas tras el gobierno de Kirchner.
Los Kirchner vienen de la Patagonia y eran gobernadores en la provincia de Santa Cruz. Las diferencias de renta dentro de Buenos Aires son enormes. En el centro de la ciudad está Puerto Madero, un lujoso barrio residencia de nuevo desarrollo de hace veinte años y, cruzando una avenida, está Villa 31, una villa miseria. Pero sobre todo hay grandes diferencias de renta entre Buenos Aires y las provincias que llega a ser de siete veces. En España y en Europa las diferencias son de dos o tres veces renta por habitante entre regiones de un mismo país. Por eso el Kirchnerismo tiene fuertes apoyos y consigue sus victorias en las provincias. Temen que un nuevo gobierno acabe con esas transferencias y vuelvan a la situación anterior. Por lo tanto, es imposible comprender el fenómeno Kirchner sin conocer bien las crisis que ha padecido Argentina desde los años ochenta. E incluso conociéndolas es muy complicado de comprender como le sucede a este economista observador.
Es difícil gestionar peor la economía que Kirchner, quien deja un país en recesión, con un tipo de cambio oficial que nadie cree, una inflación galopante, un déficit público que este año superará el 7% del PIB en un país que tiene acceso a los mercados para financiarlo. Pero como sucedió con Menem, la herencia del nuevo gobierno es envenenada y tendrá que aplicar un ajuste fiscal, cambiario y monetario para contener la inflación que provocará más desempleo y más pobreza.
Esto ya es inevitable. La opción ahora es elegir la política económica que permita minimizar la destrucción de empleo y que retorne a la economía a la competitividad necesaria para volver a crecer y reducir la tasa de paro que genere la recesión cuanto antes. Cuenta con un precio de la soja la mitad que hace tres años pero el doble del que había en 2001. Al no acceder a los mercados, Argentina no tiene apenas deuda externa. Por lo tanto, bien gestionada, la crisis no será tan dura como la de 2001, como la hiperinflación de 1989 o la crisis de la deuda de 1982.
Pero mal gestionada, las cosas se pueden complicar. Scioli es un enigma. Tiene un complejo equilibrio para no enfadar a Kirchner y perder su apoyo antes de las elecciones y que le haría perder. Su mejor opción es pactar con Massa (otro peronista muy crítico con el Kirchnerismo) que tiene en su equipo a Lavagna, el economista que pilotó la salida de la depresión del 2002. Pero Massa exige que Scioli rompa con el Kirchnerismo. Si Kichillof y Campora siguen controlando la economía es muy probable que el peor de los escenarios se acabará autocumpliendo.
Para que gane Macri también necesitará el apoyo de Massa. Los economistas de Macri defienden eliminar el control de capitales en un día y dejar flotar el tipo de cambio. Y argumentan que no habrá fuga de capitales ya que ellos harán que el hada de confianza en los mercados vuelva. Esto del hada de la confianza es lo que vendía Cavallo en 2001 y acabó en corralito. Y es lo que vendía Rajoy en España en 2011 y acabó rescatado. Entre el inmovilismo de Kirchner y el ajuste brusco hay todo un mundo de gradualismo por explorar y como nos enseñó Aristóteles la virtud siempre está en el virtuoso término medio.
Presenté mi libro en la universidad Torcuato Di Tella de la mano de Machinea, ex ministro de economía. Tanto él como los economistas de la universidad con los que hablé eran muy conscientes de los problemas, críticos con el gobierno de Kirchner pero favorables al gradualismo. El partido radical que va con Macri en las listas también se decanta por el gradualismo.
Todo se complica con la crisis financiera en emergentes que en el último año ha provocado una fuga de capitales de un billón de dólares, y que también ha provocado que Brasil entre en una profunda recesión que golpee con fuerza a la Argentina. Antes del verano, General Motors tenía 46.000 coches en pedidos para septiembre y ahora tras las anulaciones desde Brasil han bajo a 23.000. Y viendo el desplome de la inversión la pasada primavera en Brasil todo es susceptible de empeorar. La crisis china ha desplomado también los precios de las materias primas y eso hace que baje los ingresos por exportación y la recaudación pública en Argentina. Si la soja sube a 500 dólares sería un ancla al que engancharse para salir de la recesión. Pero esa subida ni está, ni se la espera.
Pero no todo es política y economía en la Argentina. También hay fútbol, su gran pasión. Pero sobre todo una hay gente encantadora, que busca que el visitante se sienta a gusto. Y hay unos paisajes espectaculares. Sólo he podido visitar la Patagonia. Pero he podido disfrutar de Península Valdés, un santuario donde las ballenas, los elefantes, los lobos marinos y los pingüinos vienen a aparearse y a tener sus crías.
Convertido en una reserva natural de la humanidad por Naciones Unidas, sus habitantes ahora viven del turismo natural y son los más conservacionistas. Te permiten ver las ballenas australes en barco pero con los motores apagados y sin perturbar su sosiego. O ver a los elefantes y lobos siempre que no haya crías o puedan verse amenazados y perturben su descanso tras ocho meses sin dormir alimentándose en la Antártida.
También pudimos visitar el Parque Nacional de los Glaciares. El Perito Moreno, el Upsala y el Speguezzini y todo el circo glaciar de los Montañas en la cordillera de los Andes con cumbres de 3.000 metros donde reina el Condor. Todo bañado por el lago argentino que se encuentra a tan sólo 180 metros sobre el nivel del mar y que permite contemplar esas maravillas de la naturalezas con la dimensión de varias veces la extensión de la ciudad de Buenos Aires y que terminen en auténticos muros de hielo de color azul que llegan alcanzar 200 metros de altura. La sensación es como si estuvieras viendo un rascacielos pero con una dimensión enorme, envuelto por la naturaleza. Había visto fotos pero sólo puede entender la energía que sientes el que los haya visto.
Vengo enamorado de Argentina, de sus paisajes, de su gente, del Tango en Caminito, de sus restaurantes italianos de Palermo, de su Bife de carne. Y ahora entiendo mejor el Tango Volver. Espero que cuando vuelva estén mejor gobernados, hayan resuelto su actual crisis económica con éxito y que puedan cuanto antes volver a crear empleo, estabilizar su economía y reducir la pobreza extrema de sus villas miseria.