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Análisis económico de la Cumbre sobre Grexit

Los acontecimientos en la crisis griega se precipitan a toda velocidad. Cualquier decisión en Grecia va a tener costes para los griegos y para los contribuyentes del resto de Europa y por lo tanto la decisión debe ser política, al afectar a toda la sociedad. Pero es conveniente hacer un análisis económico de los costes y beneficios de cada decisión a la que se enfrentan hoy los líderes en Bruselas.

La primera opción sobre la mesa es un tercer rescate. Nueva Democracia, el PP griego, incumplió el segundo rescate. Cuando Syriza llegó al poder su primera decisión fue negociar un tercer rescate. En febrero la Comisión filtró que serían necesarios unos 30.000 millones de crédito adicional que exigía un programa de ajuste y reformas adicional.

Hoy la misma Comisión estima que son necesarios 82.000 mill. La fuga de depósitos que provocó la llegada de Syriza, en 2014 los depósitos crecieron, ha agravado el agujero bancario, la Comisión estima el agujero de la banca griega en 25.000 mill, ha metido de nuevo a la economía en recesión, ha provocado una caída de los ingresos públicos, ha aumentado el paro y un aumento del gasto en prestación por desempleo.


Todo esto explica que el coste del rescate se haya triplicado desde febrero. El problema es que el nuevo programa comete los mismos errores de diseño que los anteriores y tiene una elevada probabilidad de fracasar. Por lo tanto, dentro de tres años Grecia tendría más paro, más pobreza y paradójicamente más deuda y necesite un cuarto programa o una salida del euro. ¿Tiene sentido enterrar otros 82.000 mill de los contribuyentes europeos en algo que seguramente va a fracasar?

La otra opción que Alemania ha puesto ya en el debate es que Grecia salga del euro. Krugman se la huele y lleva toda la semana en su blog analizando este escenario. Lo habitual en las crisis de deuda es que sea el deudor el que precipita esta decisión. Pero de nuevo Grecia es diferente y son los acreedores los que proponen su salida. Grecia tiene a la vez un problema de deuda, un problema de competitividad y un problema de elevado desempleo. La salida provocará un profunda devaluación que corrige el problema de competitividad, aumenta las exportaciones y ayuda a reducir la tasa de paro, que es lo que Krugman explica muy bien en su blog. Pero lo que Krugman no cuenta es que la deuda se multiplica por el porcentaje de la devaluación, quiebra al sistema bancario, quiebran todas las familias y empresas endeudadas y por supuesto quiebra al estado.

La gestión de la quiebra generalizada del país provoca un desplome de la actividad a corto plazo significativo y fuerza al gobierno a incumplir todos los contratos firmados en la moneda anterior. Y fuerza a los jueces a incumplir esos contratos ante una situación de quiebra generalizada. Por lo tanto, la salida pone en cuestión la esencia básica de la democracia que es el respeto a las leyes y tiene costes muy duraderos como estamos viendo en Argentina que vuelve a estar en una situación inflacionista y lleva 15 años fuera de los mercados internacionales de financiación. esta opción también necesita ayuda de los socios europeos y del FMI, especialmente humanitaria para atender la pobreza que genera a corto plazo. Y pondrá en cuestión el proyecto europeo ya que el tsunami llegará a Portugal, España, Italia y a muchos países de la Eurozona. ¿Tendrán capacidad el BCE y los líderes europeos de evitar el contagio y el efecto dominó? Europa tendrá que responder cuántos países quiere que sigan en el Euro y cuánto está dispuesto a gastarse, ya que no saldrá gratis.

La tercera opción es la que propondría un economista. Que Grecia siga en el euro, que el gobierno y la sociedad griega asuman la necesidad de modernizar el país, de mejorar su productividad, de reforzar sus instituciones, de reducir el fraude fiscal, de volver a restaurar los depósitos en los bancos. Y por el lado europeo, de compensar el mayor desempleo griego, especialmente juvenil, de concentra un plan de inversiones para mejorar su productividad y seguir dentro del euro, de aceptar una reestructuración de la deuda con quita incluida y mutualizar parte de la recapitalización de sus bancos con un fondo de depósitos europeo. Esta opción no está encima de la mesa y va a llevar unos cuantos trámites. Por lo tanto, no hay tiempo para ponerla en marcha aunque debería ser el objetivo de ambas partes para el futuro.

Recuerdo que me rompí el tendón de Aquiles y el médico me doy dos opciones: dejar que cicatrice sólo con riesgo de que se volviera a romper en el futuro o pasar por quirófano. Yo opté por pasar por quirófano. Esto es lo que tienen que decidir hoy los líderes europeos. Todos los que critiquen la decisión de los políticos deberían decir que harían ellos si estuvieran en la Cumbre. Y un consejo, aléjate del que te diga que hay solución para Grecia sin costes y sin sufrimiento ya que o es un ignorante o te está mintiendo.