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Cuando Podemos despertó, el gasto público todavía estaba allí

José Carlos Díez y Monedero en Cuatro

(Haz clic en la imagen y podrás ver mi intervención en Las Mañanas de Cuatro).

Los líderes de Podemos siguen jugando a su peligroso juego. Prometen a los ciudadanos que van a dejar de pagar la deuda que llaman ilegítima cuando lleguen al Gobierno, como si de este modo liberasen dinero público que podría destinarse a otros fines. La trampa es tan burda que no hay que ser economista para detectarla. Es simple aritmética. Sumar y restar. Algo que, como se ha visto esta semana en Las Mañanas de Cuatro en mi conversación con Juan Carlos Monedero, los líderes de Podemos prefieren no hacer.

Si el gasto es de diez y los ingresos de siete, te faltan tres. Y nadie te los va a prestar si vas por ahí diciendo que no los vas a devolver.

Nuestra querida España sigue teniendo déficit primario, lo que significa que los ingresos no cubren los gastos ni siquiera sin tener en cuenta los intereses de la deuda. Es decir, nuestros ingresos fiscales no bastan para pagar las prestaciones por desempleo, las pensiones,… todo eso que Podemos dice por un lado que es intocable mientras por otro pone en riesgo las posibilidades de este país de lograr el dinero necesario para financiarlo.

Cuando se les insta a aclarar la fórmula de su pócima mágica, se agarran a dos argumentos que aún son más sorprendentes. El primero es que España ya tuvo superávit en sus cuentas, obviando como hacen Aznar o Rajoy, que dicho superávit se alcanzó inflando una burbuja inmobiliaria que, cuando estalló, nos mandó a la UCI. Esos ingresos no van a volver.

El otro argumento es el de la lucha contra el fraude, la idea de que paguen los ricos y el Ibex. Este economista observador ha defendido y defiende que se multipliquen los recursos para luchar contra el fraude fiscal pero en los Estados de derecho esa lucha supone varios años desde que se abre expediente hasta que se concreta en el pago a las arcas públicas. No es algo que vaya a pasar el mismo día que se impague la deuda ni al siguiente. Y cuando despertemos, el gasto público seguirá allí.  

En el mejor de los escenarios, tras el impago seguiríamos en el Euro y, para compensar la fuga de capitales, necesitaríamos un nuevo rescate de la Troika. Como a Grecia en 2011, nos exigirían corregir el déficit primario y seguirían el ajuste y los recortes. La fuga de capitales provocaría mayor restricción de crédito y una nueva recesión, como sucedió en Grecia en 2011. En el peor de los escenarios, si no se aceptaran las condiciones del rescate, saldríamos del Euro, quebraría el sistema bancario y tendríamos una crisis como la de Argentina en 2001, con corralito incluido. Parece más razonable mi propuesta en Hay Vida Después de la Crisis de formar una mesa de deuda europea, crear eurobonos, un plan de estímulo fiscal y monetizar y mutualizar la deuda para generar inflación y licuarla. Para eso hay que llegar a acuerdos con la “casta bipartidista” alemana, francesa, italiana, holandesa, finesa………. Y no parece que el impago y una panda de amiguetes liderada por Iglesias sea lo más adecuado para conseguirlo. 

Un impago de la deuda provoca un terremoto económico con efectos negativos sobre el empleo y sube la tasa de paro. Por eso sólo se impaga la deuda pública cuando no te queda más remedio, no puedes emitir y refinanciar los vencimientos y el déficit y se solicita un rescate al FMI para financiarte hasta que puedas retornar a los mercados financieros internacionales por tus propios medios. Pero ni a Forrest Gump se le ocurriría impagar la deuda pública cuando tu Tesoro emite letras a un año casi al 0%, bonos a 10 años al 2% y tiene un colchón de liquidez de 30.000 millones de euros en su cuenta corriente del Banco de España. 

Comprendo y comparto el cabreo y la indignación de los votantes de Podemos y Rajoy es una máquina de generar insatisfacción. Pero sus líderes son unos trileros que les están engañando como a chinos, haciendo promesas que no van a poder cumplir. En eso son iguales que Rajoy y el PP de 2011, que mintieron hasta la saciedad y luego hicieron todo lo contrario a lo que prometieron. Por eso Financial Times, CNBC, Bloomberg… empiezan a advertir del peligro del fenómeno Podemos. España se ha labrado con mucho sacrificio y esfuerzo una imagen internacional de país avanzado y serio. La crisis y la corrupción han dañado la imagen. Pero una revolución popular acabaría con todo el esfuerzo de los últimos cuarenta años y Europa volvería a empezar en los Pirineos.

Yo cada noche tengo que acostar a mis hijos y mirarles a los ojos con dignidad. Y por esta razón lucharé con todas mis fuerzas para impedirlo. Y nunca olvides a Roosevelt: “En una depresión sólo hay que tener miedo al propio miedo”.