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La prudencia era una virtud para Aristóteles y las previsiones que oímos últimamente sobre la economía española, no solo del Gobierno de Mariano Rajoy sino de organismos como la OCDE, empiezan a caer en el vicio de la imprudencia. Hablan de que se ha apagado el incendio y es verdad que ha bajado el riesgo en los mercados financieros pero la economía real, la que viven los ciudadanos en su día a día, no da motivos para tanta celebración.
Como expliqué en el programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser, hay que hacer un diagnóstico realista y para eso hace falta mirar correctamente los síntomas. La OCDE dice que ya no tenemos un problema de competitividad porque las exportaciones van bien cuando las exportaciones caen. Dice que ya hemos corregido el déficit por cuenta corriente precisamente cuando volvemos a tener déficit por cuenta corriente.
Lo que dicen los indicadores es que el tercer trimestre va a tener, en la economía española, menos intensidad que el segundo, cuando se produjo un fuerte crecimiento atípico, y el cuarto va a ser peor que el tercero porque septiembre va a ser peor que junio y eso significa que entraremos en el cuarto trimestre estancados.
Portugal está cayendo en términos nominales, Francia está entrando en recesión, Italia ya está en recesión. Señoras y señores de la OCDE, un escenario de crecimiento el año que viene del 1,6% es un brindis al Sol.