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Mientras Puigdemont no aclara nada, miles de empleos peligran

Durante las dos últimas semanas, el anuncio de la declaración de independencia de Carles Puigdemont ha provocado un tsunami financiero y una crisis en Catalunya del alta intensidad. Desde 2008, la Caixa resistió la crisis subprime de 2007, la quiebra de Lehman, la crisis griega de 2010, la irlandesa, la portuguesa en 2011, la de Bankia en 2012. Los independentistas provocaron una fuga de depósitos de tal magnitud que forzó a la entidad a cambiar su sede para evitar acabar rescatado como el Banco Popular.

Efectos de una declaración de independencia comparado con otras crisis

Las deudas de Lehman suponían el 4% del PIB de EEUU. Bankia suponía el 30% del PIB español. Caixa supone el 150% del PIB catalán, cuyo rating es bono basura y en caso de independencia no podría garantizar los depósitos. El miedo de los depositantes está justificado y el cambio de sede de la entidad también. En Valencia, la Caixa tiene doble garantía: la del seguro de depósitos español y el acceso ilimitado al BCE a tipo 0%. Solo con la garantía de la Generalitat de Puigdemont, Junqueras (y su catcoin) y de la CUP el riesgo de quiebra era evidente.

A esto se suma la fuga masiva de empresas. En 1934 sucedería lo mismo pero hoy -en la era del big data- tenemos información en tiempo real del tsunami. La pasada semana cambiaron de sede entre 150 y 200 empresas al día. Muchas son pymes y se han ido empresas emblemáticas y entrañables como Cola Cao, Nocilla o Bimbo. Todos los niños de España consumían sus productos para crear empleos y pagar impuestos en Barcelona. Inconscientemente, los independentistas están corrigiendo las balanzas fiscales, empobreciendo a los catalanes y transfiriendo renta y empleo al resto de comunidades. Les salvó la virgen del Pilar que era festivo y cerraban las notarías. Pero esta semana la fuga puede continuar si Puigdemont y Junqueras ceden a la presión de la CUP.

World Mobile podría irse si Puigdemont sigue adelante con la declaración de independencia

Las multinacionales industriales ya han advertido y el World Mobile también. Un evento que mueve 108.000 visitantes en febrero no se puede trasladar a otra ciudad, pero el de 2019 es muy probable que cambie de sede si estos irresponsables continúan generando caos e incertidumbre. VW tiene decenas de fábricas en la Europa del este deseando producir los coches que se hacen en Martorell, incluso podría desaparecer la mítica marca de Seat. En la era de la robotización el traslado de la sede permitiría a VW amortizar la mayor parte de esos empleos y aumentar su productividad y los beneficios.

Catalunya y cientos de miles de puestos de trabajo están en riesgo y es la prioridad de este economista observador evitar el desastre informando de las consecuencias de esta incertidumbre en torno a la declaración de independencia. Un desastre que hará daño a los trabajadores catalanes y también a los millones de trabajadores del resto de España. Pero reconozco que me ha sorprendido la irresponsabilidad de los líderes independentistas y de las asociaciones y medios que los apoyan negando la realidad y buscando un enemigo externo.

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PP y C’s podrían ganar mayoría absoluta

Como nos enseñó el maestro Schumpeter, las sociedades siempre sobrerreaccionan. El proceso independentista ha provocado un brote de nacionalista español en Catalunya y en el resto de España desconocido desde 1978. Ni cuando ganamos el mundial de fútbol vimos tantas banderas de España. En las encuestas empieza a reflejarse un aumento de la suma PP y Ciudadanos que, en caso de nuevas elecciones, tendrían mayoría absoluta y es previsible que vaya a más si continúa la tensión. El Psoe ha empezado a caer ligeramente en las encuestas, algo que no había sucedido en el último año y Podemos continúa en caída libre siete puntos por debajo de las elecciones de 2016 (y por debajo de la suma de IU y Podemos en las elecciones de 2014).

Como advertí numerosas veces en este blog, en el mes de septiembre la decisión del Govern de la Generalitat de iniciar un proceso ilegal y de confrontación de independencia nos llevaría a un dilema del prisionero en el que las dos partes pierden. Lo que hace un mes era un conflicto complejo de resolver, hoy lo es aún más. Esperemos que los responsables paren cuanto antes esta paranoia y que se resuelva la grave crisis institucional (con el govern sin mayoría parlamentaria y sin capacidad para tomar decisiones).

Si siguen adelante con esta locura, muchos catalanes sufrirán y el contagio nos llegará a todos. Mantengamos los dedos cruzados.


blog josé carlos díez