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‘Salvados’ y la paradoja de Condorcet

Salvados

Ayer en Salvados tuvimos un experimento de la Paradoja, pero permíteme querido lector que primero te explique en qué consiste. En el siglo XVIII el Marqués de Condorcet escribió un influyente libro sobre Teoría de la decisión basándose en el cálculo de probabilidades y describía una paradoja. Al agregar las decisiones individuales no siempre son claras cuáles son las preferencias. En esas situaciones (que suelen ser muy habituales) el que elige las preguntas y dirige el proceso tiene poder para condicionar la decisión. Y puede decidir una cosa basándose en  las mismas votaciones. El Marqués era en sí mismo una paradoja ya que acabó siendo revolucionario y líder republicano tras la toma de la Bastilla, confirmando que las revoluciones siempre las hacen las élites y no el pueblo en asambleas.

Kenneth Arrow, premio Nobel de economía, desarrolló el teorema de la imposibilidad en el que llegaba a la conclusión de que la moral y otras restricciones limitaban enormemente las decisiones agregadas de la sociedad. La conclusión de Arrow es que sólo un dictador benevolente podía tomar decisiones óptimas.

Pero los seres humanos por fortuna no somos racionales sistemáticamente, ni todos los días de nuestra vida. Por esa razón, las ciencias sociales son empíricas. En una ocasión le preguntaron a Einstein si entraría en política y respondió que no ya que dependía de demasiadas variables y era extremadamente complejo.

Ayer en Salvados Évole reunió a cuatro militantes del Psoe para debatir sobre la situación del partido. Évole es un periodista con opinión y la defiende habitualmente en los medios. Eso es loable y necesario en una democracia, pero él no es neutral y tiene un sesgo. El programa de ayer era grabado y se entrevistaron a más militantes. Por lo tanto, para estimar el sesgo sería necesario visualizar toda la grabación, incluidas las entrevistas de todos los militantes.

La televisión tiene una limitación: en la cámara no caben muchas personas. Pero cualquier sociólogo o politólogo académico habría despreciado la muestra de militantes elegida ayer al no ser estadísticamente significativa. La teoría muestral siempre tiene error y el objetivo es minimizarlo. Ningún académico se atrevería a sacar conclusiones de lo que piensa una población de unos 160.000 militantes socialistas con una muestra sólo de cuatro.

Los partidos políticos tienen enorme poder y reciben subvenciones de todos los contribuyentes por el 80% de sus ingresos. Es el mismo dilema que tenemos los profesores de la universidad pública donde nuestro preescriptor es la sociedad, que nos paga para formar lo mejor posible a los alumnos. Los alumnos tienen representación y poder de decisión, pero no todo el poder que tiene la sociedad a través de sus representados elegidos en las urnas.

Los partidos siguen la selección natural darwinista. Las personas que destacan y tienen desarrollada su inteligencia emocional enseguida prosperan y asumen cargos de responsabilidad. Lo tienen más complicados los jóvenes menores de 30 años que tienen menos habilidades por su menor experiencia. Pero ayer no había ningún joven menor de 30 años en la muestra, ni había ningún dirigente y cuadros medios que también son militantes.

La militante valenciana dijo llevar décadas como militante. Cuando la grabaron en su casa acabó dando la razón a su hijo votante de Podemos cuando le dijo que el Psoe sonaba viejo. Los jóvenes llevan muchos años alejados del Psoe y por eso en cierta medida el Psoe sacó 85 escaños. Con Pedro Sánchez como secretario general el Psoe ha sufrido la mayor pérdida de militantes de su historia desde que fue fundado por Pablo Iglesias en 1879.

La pasada primavera, poco antes de iniciarse la campaña electoral, las juventudes socialistas de Madrid invitaron a este economista observador a presentar su libro en sede cercana a la calle Ferraz. Ese día Sánchez había hecho público su comité electoral, que controlaba la estrategia de campaña y había dejado fuera al líder de juventudes socialistas (un hecho inédito). Había unos 40 jóvenes, muestra pequeña pero más representativa que la de ayer. La sensación era de indignación y desencanto al no sentirse representados en el Psoe que dirigía Pedro Sánchez. Si se hubiera hecho una encuesta ayer tras el Salvados seguramente la mayor parte de los encuestados habría culpado a la gestora y los barones de la desafección.

La militante andaluza quedó en minoría en varios momentos de la discusión. Sin duda, el momento de mayor sesgo del programa. Uno de cada cuatro militantes del Psoe son andaluces, o sea esa señora representaba nada menos que a unos 45.000 militantes socialistas. El Psoe andaluz ganó las elecciones autonómicas en Andalucía y ganó las elecciones municipales en Sevilla, una de las mayores ciudades de España, algo que ninguna otra federación ha conseguido.

Esa militante fue la única que defendió a Susana Díaz, que para ser secretaria general del Psoe de Andalucía presentó 23.000 firmas de militantes que la avalaban. Miquel Iceta en el reciente congreso del PSC tuvo 5.000 votos y ganó por tan sólo 700 votos de diferencia sobre Nuria Parlón. Pero el peso en la discusión entre el PSC y el Psoe de Andalucía era equivalente y el sesgo muestra era brutal.

La mayor parte del debate en Salvados se centró en lo territorial. Évole es catalán y lógicamente tiene especial sensibilidad con el tema. De hecho, la única propuesta concreta es que tres de los cuatro militantes en la tertulia defendieron pactar con los independentistas. Si el programa se hubiera grabado el domingo, después de la indignación que provocó Gabriel Rufián entre los todos los socialistas de corazón, esos mismos militantes habrían rechazado pactar con ellos.

Pasó lo mismo en el Brexit: tras ver el resultado, un tercio de los británicos habría cambiado su voto. Lo mismo sucedió en Colombia, donde muchos que se abstuvieron habrían ido a votar tras ver el resultado. Hay muchos problemas territoriales además de la independencia de Catalunya, como la ultraperiferia de mi querida tierra canaria que ayer de nuevo no estuvo representada en el debate de Salvados con una visión de España puramente peninsular.

El militante del PSC repitió la misma visión que este economista observador escuchó de la boca de Susana Díaz en el Foro de Nueva Economía en Madrid la pasada primavera. Dijo que el traje constitucional se había quedado pequeño, que se le estaban rompiendo las costuras y que le pidió a Rajoy diálogo para dar una solución a la crisis institucional en Catalunya. Evidentemente, pidió una reforma constitucional para dar cabida a todos. Pero Susana Díaz recordó que para eso se necesita consensuar con el PP algo que ni el militante, ni los dirigentes del PSC explica con claridad en Catalunya. Si hiciéramos una encuesta tras el programa de ayer, Susana Díaz sería anticalanista.

Fue lo mismo que sucedió con Podemos, que humilló públicamente a Sánchez pidiendo la vicepresidencia y cuatro ministerios (se enteró por el Rey cuando aceptaba intentar formar gobierno). Por eso Podemos fue la segunda opción de Sánchez, quien pactó con Ciudadanos para formar Gobierno. Ayer Sánchez en ‘Salvados’ reconoció que fue decisión suya, que nadie le había presionado y que tuvo el apoyo de la militancia en una consulta. En el debate donde Podemos votó No a Sánchez -con el 90% de apoyo de su militancia- Iglesias acusó al Psoe de ser el partido de la cal viva y provocó la ira de los socialistas. La campaña de Sánchez fue monotema contra Podemos y contra Pablo Iglesias, hasta el extremo de que en el debate a cuatro el propio Pablo Iglesias le dijo a Pedro Sánchez “nosotros no somos el enemigo, es el PP.”

La estrategia de luchar por demostrar quién es más de izquierdas fue desastrosa y provocó la pérdida de 1,2 millones de votos entre Psoe y Podemos. El 20D la suma de escaños de izquierda y derecha estaba próxima a 165 escaños. Tras el fracaso en la investidura de Sánchez y su desastrosa campaña electoral, la derecha sumó 170 y la izquierda 155 escaños. Por eso Rajoy hoy es presidente.

Cualquier estratega que haya ganado elecciones como Zapatero o Felipe habrían hecho un análisis racional de lo sucedido. El 26J el Psoe tuvo 11 millones de votos a su derecha y 5 millones a su izquierda. En las europeas de 2014 Podemos e IU tuvieron el 18% de los votos. En enero de 2015 sólo Podemos tenía el 25% de intención de voto y era primera fuerza. Entonces Évole en Salvados le entrevista preguntándole como si fuera a ser el próximo presidente de España y el FT lo puso en portada.  En la última encuesta del CIS tienen sólo 13% de intención de voto.

En Valencia Compromís perdió unos 100.000 votos y el Psoe -liderado por Ximo Puig- ganó 7.500 votos. En Barcelona Podemos perdió 75.000 votos pero el PSC siguió hundiéndose y perdió otros 20.000 votantes. Y estaban contentos ya que dijeron que el baile de Iceta venció a las encuestas.  En las pasadas autonómicas catalanas Ciudadanos fue segunda fuerza, con 215.000 votos más que el PSC y ganó en el cinturón rojo de Barcelona, donde el Psoe ganaba las elecciones catalanas y españolas. Han hecho un Congreso y este economista aún no ha escuchado del PSC un análisis de este hecho. 

El caladero de votos de Podemos es menguante y por eso hay una grave crisis interna en Podemos, un partido con dos dos años de vida que apenas ha gobernado y tomado decisiones duras. En Vistalegre Pablo Iglesias se enfrentaba a izquierda anticapitalista (con los que se ha aliado ahora contra Errejón) y rompió la paradoja de Condorcet. “Yo he venido a aquí a ganar.” Rechazó el movimiento asambleario y creó un núcleo duro desde donde gestiona el partido con puño de hierro, tal y como demostró con la destitución fulminante del número tres -Sergio Pascual- por sus malos resultados (y sin consultar a las bases). Sin olvidar que pactó con Mareas listas conjuntas en Galicia sin logo, con el 70% de las bases y la militancia gallega en contra. Lo mismo que hizo Sánchez con la lista de Pontevedra, que había sido consensuada con las bases en las asambleas y militantes locales, pero que desde Madrid Sánchez impuso otros candidatos sin la aprobación del comité federal.

El 66% de los españoles se definen entre 3 y 6, o sea de centro izquierda y el votante mediano -que era el preferido de Condorcet y que permite ganar elecciones- está en el 4. Un estratega ganador de elecciones como Felipe o Zapatero afianzaría el programa y el relato del Psoe en el 4 (donde le posicionan los españoles en el CIS) para fidelizar los 5,4 millones de españoles que les metieron la papeleta en la urna el pasado 26J, y que son su gran fuerza. Pero mirarían al centro para volver a tener una posición mayoritaria que les permita volver a ganar elecciones. Si lo consiguen, unos 2 millones de votos a su izquierda volverán a votarles en las próximas elecciones para evitar que Rajoy y el PP vuelvan a ganarlas. Es lo que pasó en 2004 y en 2008 y es lo que el Psoe debe conseguir.

Ayer los militantes seleccionados en Salvados optaban por ser más de izquierdas y profundizar en una estrategia del 26J que fue desastrosa para el Psoe y que le dio a la derecha 170 escaños. Lo mismo que Pedro Sánchez, que además se permitió el lujo de acusar a La Sexta (la cadena que le daba la oportunidad de expresarse) de tener una línea editorial contraria a él por claro posicionamiento político. Tampoco dudó en elogiar a Ana Pastor, a la que ha anulado o negado varias entrevistas desde que es secretario general.

Espero que este análisis sea suficiente para demostrar la paradoja de Condorcet. Pero ahora voy a hacer una loa a la militancia de los partidos políticos que son los cimientos de la democracia. Como explicaba Arrow la dictadura siempre es más fácil, pero es un desastre. Por fortuna, los españoles tras cuarenta años de dictadura franquista estamos vacunados.

Es más fácil creer en Dios que en la democracia, pero los socialdemócratas de convicción somos demócratas creyentes y practicantes. La sociedad demanda más democracia y más participación y los militantes son más importantes que nunca. Pero la Paradoja de Condorcet existe y no se puede obviar. La solución es una democracia representativa con más participación.

Ningún país es asambleario. Suiza, que es lo más próximo, tiene dirigentes elegidos que seleccionan las propuestas concretas para que los ciudadanos las apoyen en referéndum. Bolivia, modelo asambleario sobre el que Iñigo Errejón hizo su tesis doctoral, está aplicando recortes y acaba de eliminar una paga extra por ley con el rechazo mayoritario de los bolivianos. Lo mismo sucede en Ecuador, en Venezuela o en Grecia con Syriza. Los países con democracias más sólidas son modelos mixtos donde los líderes y dirigentes seleccionan las opciones, los militantes las votan y les dan más legitimidad y fuerza para defenderlas ante una sociedad que afortunadamente demanda cada día más democracia.

Javier Fernández, actual dirigente del Psoe, ya ha anunciado que habrá primarias y la militancia podrá expresarse libremente sobre su próximo líder. Eso es mucho más democrático que la muestra sesgada de ayer en Salvados o la urna sin garantías que Pedro Sánchez reconoció anoche intentó utilizar cuando sabía que tenía perdida la votación en el comité federal. Este economista observador fue elegido delegado de curso en la universidad y sufrió un intento de pucherazo. Pero que lo intentara alguien que se postuló para presidir nuestra querida España… Da miedo pensar qué habría sido capaz de hacer para mantener el poder si hubiera sido elegido. Entre Maquiavelo y Condorcet, los socialdemócratas siempre elegimos Democracia y Condorcet.

El liderazgo y un partido ganador se consigue hacia afuera convenciendo a una mayoría de españoles. El Psoe debe dejar lo orgánico en un segundo plano y centrarse en el programa y en el relato para conseguir que vuelva a ser noticia por sus propuestas para resolver problemas de la gente. El Psoe había sido percibido por millones de votantes entre el 4 y el 6 como el problema que impedía formar gobierno. Tras su decisión de abstenerse, millones de españoles se han sentido aliviados. Los cuadros y militantes cuando hablen con sus amigos y familiares notarán ese alivio y el cabreo por la abstención irá pasando, sobre todo tras la navidades.

La clave en el próximo Congreso es tener un nuevo programa que conecte con los millones de españoles que rechazan a Rajoy, sus políticas y la corrupción sistémica del PP, para que empiece a subir en las encuestas, especialmente entre los jóvenes. Los jóvenes españoles no piden paz y amor libre como en mayo del 68. En una encuesta reciente piden un trabajo estable, un sueldo digno, que les permitan desarrollarse profesionalmente y rechazan la temporalidad creciente.

El Psoe debe romper el mito de que la culpa de la crisis y de la burbuja fue de Zapatero, para presentar un programa económico y sensato que permita recuperar la confianza de los españoles y bajar la tasa de paro. La mayoría de votantes saben que el Psoe sería más sensible con la desigualdad y la pobreza que la derecha. Si lo consiguen, la militancia del Psoe visualizará la victoria y serán el ejército que ha permitido gobernar España durante 21 años. Si siguen discutiendo en público sus diferencias, como criticó la militante andaluza anoche, continuará la sangría de votos y la derecha gobernará España por un largo periodo de tiempo.

Que la fuerza les acompañe.

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