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¿Cómo salimos de este caos?

En las pasadas elecciones la sociedad española ha decidido no decidir. El resultado es un país ingobernable. Una coalición de derechas PP con Ciudadanos no suma mayoría. Una coalición de izquierdas a la portuguesa Psoe y Podemos tampoco y necesitarían apoyos de independentistas, algo inaceptable para los votantes del Psoe en el resto de España.

Muchos piden un pacto PP con Psoe emulando a Alemania. Cuando la CDU, el PP alemán, tuvo un caso de financiación irregular echó a Kohl y llegó Merkel, que era la regeneración. En España la gran coalición sería Grecia que en dos años acabó en un gobierno de Syriza, el corralito y el caos. Como nos enseñó Nassim Taleb, autor del bestseller El Cisne Negro, reducir artificialmente la volatilidad, léase incertidumbre, aumenta la vulnerabilidad del sistema.

¿Cómo salir de una dinámica caótica y volver al orden? Es condición necesaria, aunque no suficiente, identificar el atractor del caos. En 2012 España tras el rescate provocó una intensa fuga de capitales y depósitos que le llevaba a abandonar el euro. La intervención de Draghi frenó la fuga de capitales y depósitos y frenó la dinámica, aunque el destrozo generado por el huracán fue brutal. La causa del caos fue la fuga de capitales y resolver fue clave para la solución.

En 2011 Rajoy consiguió 11 millones de votos y 186 escaños. Cuatro años en la Moncloa con sus políticas dejan un país ingobernable. Si Rajoy sigue al frente del gobierno el caos crecerá hasta explotar de manera entrópica como en Grecia. Como anticipó Aznar, los españoles ya habían advertido al PP en cuatro ocasiones. De hecho, el PP ha sacado un 28% de los votos, porcentaje similar que en las elecciones autonómicas celebradas en 2015, incluyendo andaluzas y catalanas.

El Psoe ha tenido un resultado un par de puntos inferior en estas elecciones que en las autonómicas de 2015, incluyendo andaluzas y catalanas. Ciudadanos ha mejorado sus resultados pero ha perdido casi 250.000 votos en Cataluña con respecto a las elecciones catalanas. Las encuestas extrapolaron el resultado de Ciudadanos en las catalanas al resto de España y los errores de previsión han sido abultados.

El partido que más ha aumentado sus votos es Podemos que ha pasado del 14% en las autonómicas al 20%. La clave han sido sus pactos, especialmente en Cataluña. En las catalanas hace tan sólo tres meses Podemos con Iniciativa sacaron 14% de los votos  y fueron cuarta fuerza. En las generales En Comú Podem ha sido la primera fuerza con un 24% de los votos. Los socialistas catalanes han tenido 77.000 votos más en las generales de diciembre que en las catalanas de septiembre.

Iglesias dice que Podemos es la fuerza del cambio y tiene razón. En Cataluña se ha llevado 570.000 votos más en las generales que en las catalanas. Son votos que quieren el cambio, pero el cambio se llama independencia y antisistemas que votaron CUP hace tres meses. Colau ha movilizado ese voto y eso condiciona enormemente la coalición interna dentro de Podemos con otros dos partidos: Compromís y las Mareas en Galicia.

Pablo Iglesias, consciente de esta debilidad, ha exigido un referéndum de independencia vinculante en Cataluña para pactar con el Psoe. Para eso es necesario modificar la Constitución y hasta mi niña de ocho años sabe que sería necesaria la participación del PP. Es evidente que Iglesias no quiere el pacto, ni quiere gobernar. Es consciente que su coalición de partidos funciona en la oposición. Pero si gobierna su pacto saltaría por los aires, como ha sucedido con Syriza en Grecia en cuanto han tenido que tomar decisiones.

España está muy cerca del precipicio y muchos aprendices de brujo están proponiendo que demos un paso al frente. Lo más razonable para nuestra querida España son unas nuevas elecciones para resolver el caos que han generado estas. Tendríamos hasta mayo para reposadamente empezar por hacer un diagnóstico correcto de la crisis. La ingobernabilidad y el caos comenzó cuando se condenó a Zapatero como único responsable de la crisis. Buscar un enemigo externo desahoga el cabreo pero te mete en una realidad paralela que te aleja de la solución de la crisis.

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Recientemente los mejores economistas europeos han firmado un manifiesto para que Europa haga un diagnóstico correcto de la crisis. Esto es una crisis de deuda. En el caso español, cómo se observa en el gráfico anterior, es una crisis de deuda externa y mayoritariamente privada, de empresas, buena parte de las familias y bancos.

Zapatero cometió errores, como todos los gobernantes, pero no es el culpable de la crisis. España recuerda a El Nombre de la Rosa. Acusamos a Zapatero como si fuera el demonio y lo quemamos en la hoguera. Pero después llegó el rescate, seguimos destruyendo empleo y encima llegó la deflación salarial y la institucionalización de la pobreza.

Rajoy tampoco es el culpable de la crisis, pero ha sido el inquisidor que nos dijo que quemando a Zapatero se acabaría la crisis. Pero la deuda externa ha aumentado desde 2011 y la crisis continúa. Rajoy ha demostrado que no tenía diagnóstico ni sabía como sacar a España de la crisis y, encima, el hedor de la corrupción de su partido ha sido insoportable. Por eso casi 4 millones de españoles que le votaron en 2011 no lo han hecho en esta ocasión.

El PP con la financiación irregular ha dispuesto de más dinero que el resto de partidos para hacer política. En el deporte los que corren dopados son castigados y se les quitan los títulos que obtuvieron. En política debería pasar lo mismo.

Nuestra querida España necesita un periodo de reflexión. Los españoles debemos dejar de culpar de todo a los políticos para desahogarnos. Cada vez que alguien haga una crítica deberíamos preguntarle que haría él si tuviera que tomar la decisión. Si no sabe contestar, que aprenda a escuchar, a debatir y llegar a consensos con otros españoles que no piensan como él.

Nuestra querida España no necesita nueva política: la política es el arte más antiguo del mundo civilizado. España necesita buena política y buenos políticos. Sólo hay una cosa más compleja que cambiar el modelo de crecimiento y es crear un nuevo partido. Necesitamos a los partidos tradicionales pero necesitamos que no sean fábricas de empleo. Necesitamos potenciar a la gente que siente la política como una vocación de servicio público que son muchos de los que están. Necesitamos expulsar a los que ven en la política únicamente una forma de subsistencia que son el cáncer de la corrupción.

Necesitamos subir el nivel del debate en los medios de comunicación. Necesitamos que cualquiera que identifique un problema en un medio de comunicación inmediatamente aporte soluciones al problema. Los españoles ya sabemos que la situación es complicada, lo que queremos es que nos digan cómo solucionarla. Cuanto más personas participen en el debate y mayor nivel de ideas tengan, más fácil será llegar a las soluciones.

Necesitamos Guillermos de Baskerville que usen la razón y luchen contra los mitos. Necesitamos un Alejandro Magno que lidere y ponga a todo el país a trabajar en la misma dirección para salir de esta maldita crisis. Hay 5 millones de parados, la mayoría ya sin renta y en pobreza severa, millones de jóvenes que no pueden tener un proyecto vital decente en España y 9 millones de pensionistas que verán recortadas sus pensiones si no resolvemos este caos.

Deja de preocuparte y ocúpate.